La relación entre los ciudadanos y el Estado a menudo ha sido frágil, pero sin esta tensión, es posible que muchos ciudadanos no hubieran obtenido su independencia del dominio colonial o los regímenes opresivos. El espacio que tienen las personas para expresar su disentimiento es variable, y la manera en que dicho espacio cambia, se abre o se cierra depende de una multiplicidad de factores.
Lo que sí está claro es que crear movimientos que desafíen el poder del Estado requiere coraje, valentía, creatividad y la capacidad de disentir; ya sea proveniente de un solo individuo o de toda una nación, y ya sea como resistencia a la colonización o a un régimen dogmático.
La pregunta, entonces, es: dado que el espacio cívico se está reduciendo en muchos países, ¿todavía somos innovadores respecto a las maneras en las que desafiamos el poder político y socioeconómico para trabajar en pro de una visión del bien común?
Hoy en día, los países del Sur global se han vuelto menos dependientes de la ayuda de Occidente, y menos abiertos a la influencia de los gobiernos occidentales. Cabe pensar que este es un cambio positivo en el campo del desarrollo internacional, ya que permite una mayor autonomía e independencia a los países en sus propios procesos de toma de decisiones. Sin embargo, junto a esta tendencia también hemos presenciado una mayor captura de las instituciones estatales por las élites económicas mundiales. Estas élites tienen una influencia significativa en las decisiones clave de política y de inversión y, a menudo se oponen ideológicamente a una sociedad civil fuerte y dinámica. En un gran número de países, esto ha significado que los medios masivos de comunicación ya no sean tan independientes ni libres como podrían serlo. En muchos casos encontramos que las grandes empresas tienen un importante interés en los medios de comunicación dominantes, lo que ha alterado los patrones de información, ya sea mediante la autocensura o a través de estrictas órdenes en contra de cubrir ciertas historias o perspectivas. Las narrativas utilizadas para justificar la restricción de las expresiones disidentes son que dichas perspectivas “se oponen al desarrollo”, “son antinacionales”, “tienen motivaciones políticas” e incluso “se oponen a la seguridad nacional”.
Sigue siendo importante celebrar las pequeñas iniciativas que están abriendo nuevos espacios para el diálogo y la acción.
Si bien esto puede ser indicativo de un espacio reducido para disentir a través de acciones mediáticas, en muchos países estas medidas represivas han fomentado medios sociales muy dinámicos y en crecimiento. A menudo esto sucede a nivel individual, cuando los ciudadanos no solamente comparten sus opiniones sino también registran acontecimientos clave y expresan narrativas que no habrían podido entrar a los canales mediáticos principales. Como explicó Amel Fahmy, en Egipto hay un portal de Internet llamado HarassMap, que acumula mensajes de texto y denuncias electrónicas sobre acoso y agresión sexual obtenidos mediante colaboración masiva, y traza mapas con dicha información. Los organizadores utilizan estas denuncias para mostrarle al público la magnitud del problema y disipar mitos (y pretextos) sobre el acoso sexual. Aunque no podemos negar que las autoridades también vigilan estas herramientas, sigue siendo importante celebrar las pequeñas iniciativas que están abriendo nuevos espacios para el diálogo y la acción.
En India, dos filántropos prominentes, el presidente de Wipro, Azim Premji, y la presidenta de la fundación Arghyam, Rohini Nilekani, unieron fuerzas para establecer un fondo de periodismo independiente para promover la información sobre asuntos socialmente relevantes. El nuevo fondo, una empresa sin fines de lucro con un capital de 10 millones de libras esterlinas (1,000 millones de rupias), ha llevado a la creación de una serie de periódicos, revistas y revistas científicas en línea que informan sobre temas que no suelen incluirse en los periódicos principales. Un ejemplo de esto es The Wire, que da voz a narrativas inéditas y puntos de vista alternativos. Se trata de una iniciativa para fomentar el periodismo independiente impulsado por la evidencia y un medio para profundizar la democracia a través del diálogo y el debate. Los resultados serán interesantes, ya que la India nunca ha tenido medios independientes con financiamiento público, como la National Public Radio (NPR) en los Estados Unidos o la British Broadcasting Corporation (BBC) del Reino Unido.
Suzanne Lee with Video Volunteers/Flickr (Some rights reserved)
A newly established, independent media trust is opening spaces for socially relevant reporting in India. Pictured above is a videojournalist investigating issues of caste discrimination and water quality in Surendranagar, Gujarat, India.
En Bangladesh, las organizaciones locales, nacionales e internacionales se han unido para responder a la nueva ley de ONG y proteger el espacio cívico. Aunque históricamente muchas de las organizaciones han tenido posturas distintas y defendido asuntos específicos, el entorno actual las ha acercado y ha reducido la naturaleza de división y fragmentación con la que opera la sociedad civil.
A nivel mundial, el nombramiento de un Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la libertad de reunión pacífica y de asociación es una señal de que se está prestando cada vez mayor atención al tema. En 2015, el Relator Especial Maina Kiai visitó Omán y Kazajstán, después de visitar Ruanda en 2014. Estas visitas forman la base de las recomendaciones y observaciones finales para el Consejo de Derechos Humanos en junio de cada año. Es frecuente que se discutan asuntos fundamentales durante las visitas a los países. Probablemente Honduras será uno de los siguientes países a visitar, ya que han ocurrido numerosas violaciones de derechos humanos; la más reciente fue el asesinato de Berta Cáceres, una activista de derechos indígenas, a principios del mes pasado. La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y su Examen Periódico Universal constituyen otro mecanismo con el que cuenta la sociedad civil para participar de manera más sistemática y poner de relieve los problemas relacionados con el espacio cívico. Por lo tanto, la sociedad civil cada vez está más unida para hacer frente a estas amenazas existenciales.
Los líderes como Martin Luther King, Gandhi, Nelson Mandela y Václav Havel nos dieron importantes ejemplos de formas pioneras de desafiar la autoridad y crear espacios para disentir. Aplicaron tácticas innovadoras para movilizar a la opinión pública, utilizando el teatro, la música y el arte callejero para transmitir mensajes que los medios públicos dejaban fuera y que las autoridades se negaban a permitir. Otro ejemplo más reciente es el Cuarteto nacional para el diálogo en Túnez, una coalición de grupos de la sociedad civil ganadora del premio Nobel de la paz de 2015 y ahora reconocida mundialmente por dirigir a su país hacia la democracia en lugar del conflicto. Túnez es también el hogar de PACT, una coalición que reunió al Ministerio de Educación y los sindicatos, que por lo demás tienen posturas opuestas, para iniciar una reforma del sistema educativo. Estos y muchos otros grupos similares en todo el mundo ilustran la posibilidad de una participación constructiva, valiente y constante a favor del cambio a largo plazo para una transición pacífica hacia la democracia.
No hay duda de que, hoy en día, el aumento en las restricciones está comenzando a unir a la sociedad civil en la lucha por la supervivencia. De la India a Rusia y a Kenia, las OSC están tomando medidas audaces para desafiar a sus gobiernos respecto a las restricciones al espacio para la sociedad civil. Debemos continuar siguiendo estos ejemplos, y reinventarnos de manera constante, a nosotros mismos y a nuestros métodos, para encontrar nuevas formas de protesta pacífica y de cambio.