Este otoño, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) seleccionará a un nuevo Secretario General para reemplazar a Ban Ki-moon, cuyo mandato termina el 31 de diciembre de 2016. Ella o él tendrá que hacer frente a múltiples crisis mundiales altamente complejas. Es crucial que se seleccione a un líder de la ONU excelente que encarne los valores de la Carta de las Naciones Unidas y pueda elevarse por encima de los intereses nacionales y trabajar con eficacia para mediar los conflictos ahí donde han fracasado otros importantes actores. Alguien que alerte a los gobiernos sobre los acontecimientos perturbadores y de esa manera evite los conflictos, y que sea un catalizador que piense de manera estratégica para enfrentar los desafíos mundiales masivos, como el cambio climático, las crisis internacionales y el terrorismo. Un Secretario General puede salvar vidas.
Las agrupaciones de derechos humanos saben por qué es tan importante elegir a un Secretario General independiente, eficaz y responsable, que no solamente se interese en los derechos humanos sino también reconozca que proteger esos derechos es clave para la prevención de conflictos. Un Secretario General así puede utilizar la función de “buenos oficios” para plantear cuestiones de derechos humanos directamente ante los gobiernos o hacerlo públicamente si no responden, y puede transmitir el mensaje de que la paz y la seguridad no son posibles sin los derechos humanos y la justicia. Ella o él puede garantizar que se designen para los altos cargos de la ONU a personas altamente capacitadas a las que les preocupen los derechos humanos y estén informadas al respecto, y que los derechos humanos se incorporen efectivamente a las operaciones cotidianas de la organización, incluidas las que se realizan en el terreno, para así proteger de las violaciones a muchas posibles víctimas. El Secretario General puede ser la voz de los que viven en la pobreza y un defensor de los derechos de la mujer, de las personas con discapacidades o de los derechos LGBT. Ella o él puede ser un motor para la innovación en los mecanismos de derechos humanos: al promover la creación de un Consejo de Derechos Humanos con un mecanismo innovador de revisión por pares a nivel mundial o al poner en marcha el concepto de la responsabilidad de proteger. Estos son solo algunos ejemplos de cómo los Secretarios Generales han impulsado los temas de derechos humanos en el pasado.
Sin embargo, no hay garantía de que se seleccione un Secretario General comprometido con los derechos humanos. De acuerdo con el artículo 97 de la Carta, la AGNU nombra al Secretario General por recomendación del Consejo de Seguridad. En la práctica, hasta ahora, el papel de la Asamblea se ha limitado a dar el visto bueno a la elección de los cinco miembros permanentes del Consejo con derecho a veto. Hasta la fecha, el Consejo de Seguridad ha controlado fuertemente el proceso de selección: trabajan tras puertas cerradas, sin tener en cuenta requisitos o criterios de selección. Es frecuente que se celebren “pactos de trastienda” en los que, por ejemplo, se exige que los candidatos prometan puestos de alto nivel en la ONU para los miembros permanentes del Consejo a cambio de su apoyo.
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Ban Ki-moon is sworn in for his second term as the UN Secretary-General, 2011.
Hemos tenido algunos Secretarios Generales sobresalientes, pero esto ha sido a pesar del “proceso” de selección y no gracias al mismo.
Todo el proceso está orientado a nombrar al candidato que represente el mínimo común denominador. Es algo indigno de la Carta de las Naciones Unidas y, como señaló un respetado ex alto funcionario de la ONU, “cualquier institución seria del sector privado lo rechazaría como un mal chiste”. Hemos tenido algunos Secretarios Generales sobresalientes, pero esto ha sido a pesar del “proceso” de selección y no gracias al mismo. Esta situación debe cambiar. Es por ello que muchas ONG de derechos humanos se han unido a la campaña 1 para 7 mil millones, un grupo de más de 750 ONG de todas las regiones. Ellas creen que la apertura, la transparencia y un proceso de selección basado en el mérito, que incluya a todos los Estados miembros, aumentarán las probabilidades de que los 7 mil millones de habitantes del planeta obtengamos el Secretario General excelente que necesitamos.
Y el cambio está en marcha. Por primera vez, habrá “diálogos informales” o audiencias para todos los Estados miembros de la ONU con todos los candidatos, en la Asamblea General. Los primeros se realizarán del 12 al 14 de abril y se transmitirán por Internet. La sociedad civil deberá poder participar y hacer preguntas a los candidatos mediante un proceso facilitado por el presidente de la Asamblea. Se alentará a los candidatos, cuyos currículos están siendo distribuidos, a presentar declaraciones de visión ante las audiencias. No cabe duda de que estos diálogos tendrán un impacto en las deliberaciones del Consejo de Seguridad sobre qué candidato o candidatos recomendar, las cuales comenzarán en julio. Otra de las novedades es la articulación de criterios amplios de selección y una invitación a que los Estados propongan mujeres como candidatas. Hasta la fecha, todos los Secretarios Generales de las Naciones Unidas han sido hombres.
Estos cambios pioneros fueron acordados por todos los Estados miembros en la resolución 69/321, que se aprobó por consenso en septiembre del año pasado. Esta resolución establece los fundamentos para una nueva forma de selección de los próximos Secretarios Generales con base en los principios de transparencia e inclusión. Conforme lo requiere la resolución, los presidentes del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General escribieron una carta conjunta a los Estados miembros, el 15 de diciembre de 2015, en la que “invitan a presentar candidatos de manera oportuna” aunque, a insistencia de Rusia y los EE. UU., lamentablemente no hay una fecha límite para las nominaciones. Ya se han presentado siete candidatos, la mayoría de ellos procedentes de Europa del Este, la cual reclama que exista un Secretario General de la región. Tres son mujeres. Dos propuestas importantes elaboradas por 1 para 7 mil millones y por el grupo de líderes mundiales The Elders, presidido por Kofi Annan, se debaten actualmente en la Asamblea General. En primer lugar, propusimos que el Consejo de Seguridad presente más de un candidato a la Asamblea General. Esto permitiría que la Asamblea General eligiera realmente, en vez de solo dar el visto bueno a una decisión del Consejo de Seguridad.
La segunda propuesta es nombrar al Secretario General por un único mandato no renovable, de alrededor de siete años, en vez de cinco años (que se pueden renovar para un segundo mandato de cinco años) como ocurre actualmente. Un mandato único fortalecería la independencia del Secretario General y le proporcionaría el espacio político para concentrarse en realizar su trabajo libre de las exigencias políticas de la reelección. El Secretario General debe ser responsable ante todos los Estados miembros y no estar obligado a favorecer los intereses específicos de Estados miembros en particular, especialmente los de los más poderosos que controlan el proceso de reelección. Un único mandato de mayor duración aumentaría la capacidad del Secretario General para cumplir con eficacia sus complejas responsabilidades de liderazgo, incluidas aquellas en materia de derechos humanos, en un mundo que cambia con rapidez.
Muchos gobiernos aún no han tomado una decisión y es necesario ejercer más presión para apoyar ambas propuestas. La persona que ocupe el cargo de Secretario General tendrá una influencia enorme sobre la importancia que dé la ONU a los derechos humanos y el grado en el que el secretariado de la ONU, y sus numerosos organismos, defiendan realmente los derechos humanos. El puesto es crucial para el avance de los intereses de derechos humanos a nivel mundial. Un proceso de selección transparente, inclusivo y basado en el mérito ofrece la mejor oportunidad para encontrar y nombrar al nuevo Secretario General altamente competente, visionario y eficaz, comprometido plenamente con los derechos humanos, que el mundo necesita.