¿Perdió sus dientes el perro guardián local?

Crédito: artisteer / iStock

Lo que académicos y profesionales de los medios de comunicación denominan la marcha fúnebre del periodismo local parece que va a continuar, ya que cada vez surgen más desiertos informativos en todo el mundo. Este fenómeno se refiere generalmente a comunidades con acceso limitado a noticias e información independientes, lo que esencialmente supone una amenaza para los procesos democráticos.

Como señala Penny Abernathy, los periódicos locales se están convirtiendo en la sombra de lo que fueron, a medida que se despiden periodistas y se limitan las posibilidades de financiación. Los medios de comunicación locales de ciertas comunidades ya no son capaces de proporcionar a los ciudadanos la información necesaria para tomar decisiones informadas acerca de los asuntos que afectan a sus comunidades y a su calidad de vida.

Esto es especialmente cierto en el caso del periodismo que pide rendición de cuentas a los gobiernos o denuncia la corrupción. Como dice el periodista Søren Andersen, "el perro guardián parece haber perdido sus dientes".

Se dice que el declive del periodismo local no sólo conduce al deterioro de la rendición de cuentas de los gobiernos, sino también del compromiso político de los ciudadanos a los que sirven. Así pues, los riesgos de los desiertos informativos son múltiples y afectan especialmente a la rendición de cuentas de los responsables locales y a la participación política de los ciudadanos. Un ejemplo de esto último se observó tras el cierre del periódico local Cincinnati Post (Ohio, EE.UU.) en 2007, "menos candidatos se presentaron a las elecciones municipales en los suburbios que más dependían del Post... y la participación electoral descendió", lo que apunta a una correlación entre el nivel de noticias e información locales y la participación democrática.

 

El colapso de los ecosistemas mediáticos locales

En todo el mundo, las grandes plataformas tecnológicas mantienen un dominio absoluto sobre la distribución y los datos de los medios de comunicación, y las cuotas de ingresos de estos siguen cayendo. Los medios locales se ven especialmente afectados cuando la publicidad está controlada por las plataformas, ya que se ven obligados a adaptarse y crear nuevos modelos de negocio para sostener su futuro o arriesgarse a cerrar.        

Aunque los desiertos de noticias pueden describirse como un fenómeno global en el que las grandes tecnológicas se entretejen cada vez más en los ecosistemas mediáticos locales, el fenómeno no es nuevo en absoluto. Por ejemplo, la Konrad-Adenauer-Stiftung sostiene que "los desiertos de noticias son un problema mucho más antiguo en África que en el norte global, por razones que tienen poco que ver con los gigantes tecnológicos".

La mayor parte de Túnez puede calificarse de desierto informativo, pues los medios de comunicación sólo cubren la capital, Túnez. En Ucrania, incluso antes de la guerra la industria local de noticias no era la más prolífica: como dice el director de Ukrainska Pravda, "no tenemos una historia de una prensa local independiente".

Aunque el origen de los desiertos de noticias varía, las consecuencias son similares: el aumento de la desinformación y las amenazas a los procesos democráticos.

 

Donde surgen desiertos informativos, suele florecer la desinformación

Los desiertos de noticias crean un terreno más fértil para la desinformación, lo cual da menos oportunidades a los ciudadanos de acceder a información crítica, independiente y bien fundamentada distribuida por medios de interés público de confianza, y por tanto menos opciones para tomar decisiones informadas. Cuando la información local fiable escasea, se consume cada vez más a través de las redes sociales, donde la desinformación prolifera con facilidad y donde se requiere un alto nivel de alfabetización mediática para navegar por un entorno informativo a menudo caótico.

En los últimos años, la amenaza de la desinformación en línea se ha convertido en una prioridad creciente que los gobiernos y las organizaciones internacionales deben abordar debido a su relevancia geoestratégica y su importancia para la soberanía y la seguridad nacionales. Pero sigue siendo necesario comprender cómo los medios de comunicación locales pueden servir de medio para los intereses de la seguridad nacional, porque la desinformación florece especialmente cuando el espacio cívico es limitado y el acceso a la información se ve amenazado.

Las fuerzas autoritarias de todo el mundo ponen en marcha campañas estratégicas de desinformación diseñadas para abrir brechas étnicas, económicas, regionales y de valores en las sociedades objetivo con el objetivo de reducir la cohesión social.

Un ejemplo muy extendido e influyente son las campañas rusas de desinformación, en las que equipos de medios de comunicación del Kremlin, cualificados y organizados, difunden narrativas perjudiciales en Europa, África, Asia y América. Su poder de perturbación y desestabilización es inmenso y no debe subestimarse.

 

Retos globales, soluciones locales

En gran medida, los medios de comunicación locales tienen que reinventarse a sí mismos con escaso o nulo apoyo financiero de instituciones públicas o fundaciones privadas. Con el despido de personal, la calidad del periodismo disminuye. El periodismo de “cortar y pegar” que se basa en el clickbait se convierte en una solución desesperada para mantener el negocio a flote un poco más. Y contar con un personal limitado o inexistente para realizar reportajes de investigación es la nueva realidad.

A la hora de desarrollar soluciones, independientemente del contexto, es crucial prestar apoyo financiero y técnico a los medios de comunicación locales que operan en las zonas definidas como desiertos informativos o a punto de convertirse en tales.

Es necesario desarrollar soluciones destinadas a mejorar la salud general de los ecosistemas informativos. Las comunidades locales quieren fuentes de noticias locales fiables, de base local, profesionales y accesibles. Hay demanda de reportajes e investigaciones sobre asuntos e instituciones locales, y de historias positivas que pretendan unir a una comunidad. Varios actores deben unirse para satisfacer esta demanda. De lo contrario, la vigilancia perderá realmente sus dientes y las democracias de todo el mundo se debilitarán.

En las democracias que funcionan, no tener noticias es una mala noticia.