Un refugiado afgano sale de la oficina de registro de la Autoridad Nacional de Base de Datos y Registro de Pakistán (NADRA). EFE/Arshad Arbab
La digitalización en Pakistán y su promesa de “desarrollo socioeconómico intersectorial” se enfocan en el sistema nacional de identidad del país. El Documento Nacional de Identidad, que en un principio era una forma de identificación en papel, fue digitalizado en 2001 por la recién creada Autoridad Nacional de Bases de Datos y Registro (ANBDR). Este organismo federal transformó el panorama de la identificación digital al incorporar nuevos marcadores de identidad, como la biometría, dentro de una base de datos digital de ciudadanos.
Sin embargo, el sistema nacional de identidad no satisface las necesidades de diversas comunidades marginadas, y es también una amenaza potencial para el derecho a la intimidad de los ciudadanos porque está centralizado bajo una sola autoridad.
Además de revelar el nombre completo, la fecha de nacimiento y las direcciones de los individuos, el Documento Nacional de Identidad Computarizado (DNIC) incluye un número de identificación único de trece dígitos que se compone del domicilio del individuo, seguido de un número de familia que forma el árbol genealógico de cada individuo, después del cual se asigna un número par o impar que denota el sexo del individuo. La presencia del marcador de género dentro del número de identidad es un tema sensible en especial para las comunidades transgénero, ya que siempre revelará el género que se les asignó al nacer, aunque su género elegido ya esté marcado en una categoría separada en la tarjeta.
Cada documento de identidad estaba asociado al padre del individuo, que las mujeres estaban obligadas a sustituir por el nombre de su marido al casarse. Las consecuencias de este sistema de identificación patrilineal son difíciles sobre todo en los casos de divorcio o de monoparentalidad, en los que la ausencia del marido o del padre supone un obstáculo para las mujeres y los niños en todos los procesos burocráticos en los que hay que verificar su identidad.
Este requisito del nombre del padre también plantea problemas para los niños huérfanos, los adoptados por madres solteras o los concebidos mediante un donante de esperma. Aunque la ANBDR ha creado políticas para registrar a los niños de los orfanatos a nombre de quien dirija las instituciones, todavía no ha tenido en cuenta a los niños huérfanos que no están en orfanatos y que son de filiación conocida o no. De hecho, la ANBDR ha revelado que asigna un nombre al azar de la base de datos de ciudadanos como padre del niño para expedir un documento de identidad porque el campo no puede dejarse en blanco.
Estos matices ponen de manifiesto las limitaciones del diseño del sistema de identificación digital vigente, en el sentido de que los marcadores de identidad que se introducen en el sistema son tan rígidos que no tienen en cuenta las muchas formas en que uno puede quedar fuera de los creadores del sistema que se podrían considerar para el “ciudadano promedio”.
La exclusión del sistema de identificación digital de Pakistán no es sólo consecuencia de un mal diseño; a veces es intencionada. Las comunidades ya de por sí vulnerables se ven empujadas a la marginalidad cuando se les suspende o bloquea el DNIC por la fuerza, bajo la sospecha de que son “extranjeros”. La comunidad de refugiados afganos suele ser el blanco de la sospecha de poseer DNIC ilegales, por lo que la comunidad pastún también es objeto de un mayor perfilamiento.
El proceso de re-verificación que sigue a un árbol genealógico bloqueado o suspendido se dificulta aún más por la exigencia de documentación como prueba de ciudadanía. Las personas de habla bihari y bengalí se enfrentan a menudo a problemas similares al negárseles la adquisición o la renovación de la ciudadanía a pesar de tener los documentos que demuestran que han residido en Pakistán desde antes de 1978, como exige la ley. Esta denegación de la ciudadanía convierte a estas comunidades en apátridas y las excluye del panorama digital centralizado.
El número DNIC —la forma de identidad digital más extendida— está vinculado a una serie de servicios públicos y privados, como la banca, las telecomunicaciones, la vivienda, la matriculación de vehículos, la facturación de servicios públicos, los viajes, la educación, el empleo y la atención sanitaria. Esto significa que la exclusión del sistema paraliza la vida de un individuo, y ha sido especialmente perjudicial tras la pandemia de la covid-19, ya que las pruebas y la vacunación, junto con los programas de ayuda, dependen de la existencia de un documento de identidad válido.
Un sistema de identificación digital centralizado se caracteriza por el intercambio de datos entre las diferentes instituciones que participan en el sistema. En Pakistán, la base de datos de ciudadanos de la ANBDR está en el centro de las operaciones de muchos otros departamentos públicos, como la Autoridad de Telecomunicaciones de Pakistán, la Agencia Federal de Investigación e incluso la Junta Federal de Ingresos. A pesar de su importancia en el marco digital, la base de datos de los ciudadanos ha sido objeto de filtraciones de datos en más de una ocasión.
Sin embargo, la ANBDR ha negado cualquier incidente o ha eludido la responsabilidad por las filtraciones que no se producen directamente desde sus servidores, lo cual traslada la carga de la responsabilidad a las instituciones con las que ha compartido los datos de los ciudadanos, como la Junta de Tecnología de la Información del Punjab (JTIP). Este incidente no sólo demuestra que el intercambio irresponsable de datos por parte de la ANBDR está relacionado con la venta de datos de los ciudadanos en línea. También pone de manifiesto que la ANBDR es indiferente al derecho a la intimidad de los ciudadanos al eximirse de toda responsabilidad por las filtraciones de datos que se producen. La ausencia de legislación sobre protección de datos no hace sino permitir que la ANBDR eluda su responsabilidad.
En virtud del mantenimiento de un almacén de datos tan crítico para el funcionamiento de las iniciativas de gobernanza electrónica que se están introduciendo, la ANBDR, como institución, es fundamental en el panorama de la identificación digital de Pakistán. Esto da a la ANBDR mucho poder sobre asuntos relacionados con el ciudadano y el Estado, lo que ha sido criticado por su despliegue arbitrario de este poder en la suspensión de la ciudadanía, que el Tribunal Superior de Islamabad (TSI) hace poco dictaminó como inconstitucional
Sin embargo, el debate público sobre el carácter antidemocrático de las prácticas de la ANBDR sigue siendo muy escaso. La sentencia del TSI debería haber abierto un debate más amplio que cuestionara la autoridad de la ANBDR a través del diálogo con las comunidades más afectadas por sus políticas de exclusión. Los problemas planteados por estas comunidades deben ser abordados inmediatamente por los responsables políticos pertinentes.
Sin embargo, la problemática general del panorama del DNI digital exigiría cambios fundamentales en su diseño. El sistema centralizado no sólo hace que la base de datos de los ciudadanos sea más vulnerable a las filtraciones y violaciones, sino que también restringe el acceso a diversos servicios públicos y privados a aquellos ciudadanos que poseen un documento de identidad. Un sistema de identificación digital más accesible y fácil de usar para los ciudadanos sería quizás más descentralizado, e implicaría múltiples sistemas de identificación dentro de un marco digital más amplio.