Pensamiento estratégico para el litigio climático


 

Este artículo hace parte de la serie Up Close de OGR “La emergencia climática ante las cortes," sobre la difusión global de litigios basados en derechos humanos que buscan impulsar accciones contra el cambio climático.

 


Aunque los litigios relacionados con el cambio climático no son nuevos, una ola reciente de casos tiene ambiciones estratégicas, lo cual refleja la larga historia de los profesionales de los derechos humanos y su uso del litigio para lograr cambios en políticas públicas. Esto brinda una oportunidad para que los litigantes climáticos se apoyen en las lecciones, conseguidas con mucho esfuerzo, de los defensores de los derechos humanos acerca de cómo usar el litigio de manera más efectiva y estratégica para enfrentar problemas con profundas raíces sociales, económicas y políticas.

Una “nueva generación” de casos climáticos estratégicos

Se reconoce ampliamente la escala del litigio global del cambio climático, pero esa escala oculta una diversidad de acciones legales. Los “casos estratégicos” que apuntan a producir resultados ambiciosos y sistémicos, como los casos contra los gobiernos de los Países Bajos, Colombia, los Estados Unidos y Pakistán) y contra empresas en los EE. UU., los Países Bajos y Francia, actualmente son sólo una pequeña parte del litigio climático. Pero es probable que estos casos crezcan mientras aumentan las brechas entre la urgencia para mitigar el cambio climático y la confianza en la toma decisiones políticas y empresariales.

Litigio climático, derechos humanos y litigio estratégico

A pesar de un aumento en el reconocimiento del cambio climático como un asunto de derechos humanos (en discursos, informes y casos domésticos e internacionales) y de una mayor atención a los asuntos estratégicos planteados por el litigio del cambio climático, pocos litigantes climáticos han utilizado las lecciones de cómo los defensores de derechos humanos han usado el litigio. El litigio estratégico tiene una larga historia en las comunidades de los derechos humanos y civiles (así como en el movimiento ambiental). Y no se ha explorado todavía la base común que comparten los defensores de los derechos humanos y climáticos cuando desafían marcos de política y prácticas empresariales.

Décadas de debates en los derechos humanos acerca del papel que debería tener el litigio han generado un corpus de literatura sobre el potencial y las limitaciones del litigio estratégico, y cómo maximizar su impacto como una herramienta para el cambio. No todas las lecciones son aplicables al litigio climático, pero hay similitudes clave. Ambos tratan complejos problemas sociales, económicos y políticos. Y ambos utilizan las cortes para igualar los desbalances de poder y afianzar los intereses de individuos y comunidades contra las fuerzas empresariales y políticas.

Aplicar las lecciones aprendidas al litigio climático

Identificar el papel que va a desempeñar tu caso: Los problemas con raíces estructurales profundas, como el cambio climático, no van a desaparecer por un litigio. El litigio estratégico, más que querer obtener un fallo, es un proceso más largo en el cual un caso es una herramienta hacia el fin último de lograr un cambio duradero.

Este “proceso más largo” es lo que algunas organizaciones llaman su “teoría del cambio”. El litigio no es un sustituto de una teoría del cambio, ni el litigio en sí mismo es una teoría del cambio. En lugar de ello, el litigio debe ser desarrollado y llevado a cabo como parte de un plan más amplio. Ese plan, y cómo contribuye el litigio en ello, requiere de tanta atención y rigor de parte de los litigantes climáticos como de la fuerza de los argumentos legales y los méritos del caso.

Pocos litigantes climáticos han utilizado las lecciones de cómo los defensores de derechos humanos han usado el litigio.

Esto obliga a que los litigantes articulen lo que quieren lograr con cómo es que el litigio de este caso va a contribuir a ese fin último. La evaluación del papel que va a desempeñar cada caso requiere de trabajo, pero esto puede abrir posibilidades creativas. Libera a los defensores para que usen un caso para alcanzar varios impactos que apoyen una estrategia de cambio, en lugar de hacer que cada caso sea una “solución” al problema. La contribución más importante puede no ser una victoria en la corte; puede ser obtener información a través de la investigación, obligar a los demandados a tomar una posición pública oficial, o a obtener hallazgos legales y factuales específicos en la corte.

Ver el caso como parte de una campaña más amplia requiere pensar de manera rigurosa acerca de cómo es que cualquier caso puede apoyar esa campaña, pero también implica reconocer que esa misma campaña puede apoyar el caso.

Desafíos de la implementación: El litigio estratégico de derechos humanos está lleno de advertencias de los juicios que se ganaron en el papel pero que no cambiaron la situación en la realidad. No todo caso estratégico define el “éxito” en términos del fallo. Pero el fallo a menudo es una parte importante de tu impacto. Si es así, es necesario tener un plan de cómo implementar la decisión para que la victoria legal no sea vacía.

Podría ser útil pensar en la forma en la que definas los mecanismos de reparación (por ejemplo, definir estándares precisos o identificar exactamente quién es responsable en el gobierno). Pero sin importar cuán precisos sean esos mecanismos, a menudo habrá resistencia para implementarlos, especialmente cuando requieren de cambios significativos en las políticas y comportamientos empresariales o del gobierno. Esos desafíos son comunes en el litigio estratégico climático. Hay un riesgo de que, si los litigantes ven el fallo como el fin de su caso, van a pasar esto por alto, en lugar de desarrollar un apoyo amplio y un plan para mantener la presión de implementar después de que termine el caso y para prepararse para cualquier retaliación.

El litigio estratégico, más que querer obtener un fallo, es un proceso más largo en el cual un caso es una herramienta hacia el fin último de lograr un cambio duradero.

Evaluar los riesgos: La experiencia de los defensores de derechos humanos muestra que el litigio estratégico, aunque es poderoso, acarrea riesgos. Litigar el caso equivocado, en el momento equivocado, ante la audiencia equivocada o hacer peticiones muy ambiciosas puede causar contratiempos. Perder un caso puede fortalecer el problema que querías resolver, al validar las mismas actividades que se estaban demandando, al poner en mayor riesgo otros esfuerzos de defensa o litigio, o al debilitar la credibilidad de la evidencia o de los aliados. Para mitigar estos riesgos, es importante considerar de manera cuidadosa y crítica las respuestas probables al caso. ¿Es probable que tus oponentes te peleen en la corte, intenten impedirte llegar a ella o debiliten tu credibilidad en el debate público?

Los riesgos no están limitados a los casos que se pierden. Incluso los casos que resultan en fallos exitosos pueden producir consecuencias adversas; un fallo muy lejos de las tendencias políticas o sociales puede debilitar la autoridad judicial o generar reacciones políticas negativas. Y el sólo hecho de elegir un litigio tiene costos. Un litigio para establecer los parámetros del debate o un conjunto común de peticiones puede amarrar a los aliados a una posición y reducirles el campo de negociación. Y un litigio puede priorizar partes de un problema que pueden ser llevados ante las cortes en lugar de hacerlo con las causas reales subyacentes. Estos riesgos no significan que uno no debería litigar; pero que esos riesgos deben evaluarse y ponderarse de manera crítica contra el valor proyectado del caso.

Hacia el futuro

Algunos litigantes climáticos van más adelante que muchos abogados de derechos humanos en su aproximación estratégica al litigio: los simpatizantes de los casos climáticos de las “nuevas generaciones” han identificado un margen de impactos potenciales; y Urgenda desarrolló un plan extenso para apoyar la implementación de su fallo. Pero los problemas delineados anteriormente (la importancia de integrar un caso en una teoría del cambio más amplia o el riesgo de que un caso prematuro o fallido debilite otros casos o estrategias de cambio) serán cada vez más relevantes mientras la comunidad de litigio climático crezca y se diversifique. Los nuevos casos pueden traer nuevos desafíos, algunos ya conocidos por el litigio estratégico de los derechos humanos (como los problemas éticos cuando se litiga por objetivos estratégicos amplios en nombre de demandantes vulnerables).

Hay una urgencia innegable para logar acciones climáticas. Los litigantes climáticos sienten esta urgencia. Pero el llamado a la acción también significa que no hay tiempo de repetir los errores del pasado o de perder una oportunidad para maximizar el impacto de los éxitos. La experiencia de los activistas de los derechos humanos acerca de cómo y cuándo utilizar el litigio estratégico y cómo maximizar los cambios para obtener un cambio sistémico son una fuente amplia para los litigantes climáticos.