Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están renovando el debate sobre la relación entre los derechos humanos y el desarrollo. En 2005, Philip Alston describió la relación entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los derechos humanos “como barcos que se cruzan en la noche, cada uno con poca conciencia de que el otro está ahí, y con poca o nula interacción constante entre ellos”.
Esto cambió con la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en 2015. Con los ODS, los Estados miembros de la ONU acordaron fundamentar la nueva agenda en el derecho internacional de los derechos humanos y que el propósito de los ODS es hacer efectivos los derechos humanos de todas las personas. Ese compromiso está respaldado por un análisis que muestra que más del 90 % de las 169 metas de los ODS están relacionadas con normas de los marcos internacionales de derechos humanos y derechos laborales.
Desde entonces, se ha trabajado mucho para expresar en términos prácticos cuáles son las implicaciones de los vínculos entre los ODS y los derechos humanos, y cómo se dará seguimiento a esos compromisos. El proceso de los ODS tiene sus propios mecanismos de seguimiento y revisión, los cuales incluyen una reunión del Foro Político de Alto Nivel (HLPF, por sus siglas en inglés) en la ONU. El próximo HLPF se llevará a cabo en Nueva York en julio de 2019. Sin embargo, sería igual de importante preguntarnos si los mecanismos de derechos humanos de la ONU darán seguimiento a los compromisos de los ODS. Curiosamente, parece que ya lo están haciendo.
Mi análisis se basa en el Explorador de Datos de los ODS-Derechos Humanos desarrollado y publicado recientemente por el Instituto Danés de Derechos Humanos. El Explorador de Datos contiene alrededor de 145,000 recomendaciones y observaciones emitidas desde 2007 por los mecanismos de derechos humanos de la ONU. Un algoritmo puede leer las recomendaciones y permite un análisis detallado de una gran variedad de objetivos, metas, áreas temáticas, grupos de población y palabras clave relativos a los ODS. Esta metodología muestra que hasta un 68 % de las recomendaciones de derechos humanos están relacionadas con al menos una meta de los ODS. Esto indica que, en principio, existe un vínculo importante entre ambos conjuntos.
Una búsqueda identificó 522 casos en los que los mecanismos en cuestión —el Examen Periódico Universal, los órganos de tratados de derechos humanos y los procedimientos especiales— se refirieron expresamente a los ODS en sus recomendaciones a los Estados. Los datos abarcan el periodo de finales de 2015 a principios de 2018 y provienen de un total de aproximadamente 20,000 recomendaciones. Los datos básicos son de 2016 y 2017, ya que solo están disponibles del 10 al 15 % de las recomendaciones de 2018. Por lo tanto, visto desde la perspectiva de junio de 2019, hay un déficit de información. Sin embargo, los datos disponibles revelan una interacción relativamente extensa de los mecanismos de derechos humanos de la ONU con los ODS, y algunas tendencias interesantes.
Una lectura detallada de las 522 recomendaciones muestra que 122 (23 %) se refieren de forma genérica a los ODS, y no a metas u objetivos específicos. En muchas ocasiones, las recomendaciones provienen del Examen Periódico Universal y son de carácter general (p. ej., “hacer mayores esfuerzos para lograr los ODS”). No obstante, al establecer estos vínculos, los Estados legitiman la noción de que las obligaciones de derechos humanos y los compromisos de los ODS se refuerzan mutuamente.
Hay 18 recomendaciones (3 %) que mencionan alguno de los ODS y 382 recomendaciones (73 %) que se vinculan directamente con una o más de sus metas. Dado que las metas de los ODS son mucho más específicas que los objetivos (cada objetivo tiene varias metas), esto muestra que los mecanismos de derechos humanos de la ONU están trabajando a profundidad con el marco de los ODS y lo están utilizando para brindar orientación concreta a los Estados.
Al desglosar más los datos, podemos observar que los órganos de tratados de la ONU encabezan esta interacción concreta con las metas de los ODS. Han generado 376 de las 382 recomendaciones con referencias específicas a las metas (las demás son de los procedimientos especiales de la ONU).
Esta implicación relativamente extensa de los órganos de tratados resulta interesante. Sin embargo, según los datos, los órganos de tratados no actúan de manera consistente. En este sentido, destaca el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Este órgano hizo el 44 % (189) del total de las recomendaciones a los Estados realizadas por órganos de tratados en las que se mencionan explícitamente los ODS. Este Comité parece haber aprovechado ampliamente las sinergias que ofrece la Agenda 2030 para impulsar la implementación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Los demás órganos de tratados no utilizan tanto el marco de los ODS. El Comité de los Derechos del Niño es responsable del 25 % (109) de las 434 recomendaciones de órganos de tratados que mencionan explícitamente los ODS. El Comité de la CEDAW —que da seguimiento a la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés)— generó el 14 % (59) de estas recomendaciones. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales realizó solo el 4 % de las recomendaciones en general. (Sin embargo, recientemente, en abril de 2019, este Comité tomó medidas para definir su entendimiento de los vínculos entre los derechos humanos y el desarrollo sostenible).
No todos los ODS reciben un gran nivel de atención, y esto puede dejar algunos vacíos críticos, pero los mecanismos de derechos humanos —principalmente los órganos de tratados de la ONU— sí interactúan ampliamente con el marco de los ODS. Parecen estar logrando un buen equilibrio entre los derechos civiles y políticos que se suelen asociar con el Objetivo 16 y varios de los otros objetivos relacionados con los derechos económicos y sociales. Es cierto que, cuando establecen vínculos específicos con los ODS, los mecanismos de la ONU se refieren con frecuencia al Objetivo 16 (“Paz, justicia e instituciones sólidas”), pero el Objetivo 5 sobre la igualdad de género y el Objetivo 4 sobre una educación de calidad equitativa e inclusiva reciben aún más atención y el Objetivo 3 sobre la salud apenas se queda atrás.
Por lo tanto, parece justo concluir que los órganos de tratados de la ONU se están convirtiendo en uno de los procesos más importantes de rendición de cuentas y seguimiento con respecto a la implementación de los ODS. Además, a través de su interacción con los ODS, están consolidando lo que afirmaron los Estados miembros de la ONU cuando adoptaron la Agenda 2030: que esta se debería fundamentar en las normas internacionales de derechos humanos.