La Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICG) – establecida por acuerdo mutuo entre la ONU y el gobierno de Guatemala – ha conmocionado el sistema político del país. El mandato original de la comisión era investigar y desmantelar bandas criminales, las cuales estaban fuera de control después del fin del conflicto armado que abatió a la nación por 36 años. El mandato en su momento también incluyó entrenamiento y apoyo al Ministerio Publico, la Policía Nacional y otras entidades del estado Guatemalteco, la CICIG fue concebida como una misión de apoyo para reforzar las instituciones judiciales en Guatemala. Desde su incepción, la Comisión se ha convertido en una poderosa fuerza política, amasando un nivel significativo de legitimidad frente a la sociedad guatemalteca. El éxito de la comisión y su prominencia ha sido un desarrollo bienvenido por los observadores internacionales, ya que se ha logrado el apoyo popular del pueblo.
Hasta el momento, la comisión ha investigado y enjuiciado a decenas de individuos por corrupción y las investigaciones han involucrado a miembros prominentes de la elite política guatemalteca. El más notorio caso fue el descubrimiento de una amplia red criminal arraigada en organizaciones del estado, la investigación llevo al eventual arresto de sus actores intelectuales y lideres, el presidente Perez Molina (2012-2015) y la vice-presidenta Roxana Baldetti.
El descubrimiento, conocido como el escandalo de “La Línea” – una alusión a las chuzadas telefónicas usadas por los investigadores de la CICIG para recaudar evidencia en contra de Baldetti y Perez Molina – desencadeno extensas manifestaciones.
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A protest against former president Otto Perez Molina in Guatemala City.
El escandalo político causo la renuncia de Pérez Molina y el arresto de Baldetti, su eventual encarcelación, y el apoyo sin precedentes al poco tradicional Jimmy Morales, quien fue electo presidente en el 2016. Las protestas del 2015, las cuales nunca antes se habían visto en el país, fueron notables por la ausencia de violencia y de represión, que son usualmente protagonistas en la historia guatemalteca. Gracias al pacifismo de los manifestantes y los resultados concretos conseguidos, el común de la gente se hizo a la idea de que se puede hacer una diferencia en el sistema y que el ámbito político ya no esta reservado exclusivamente para las elites, un gran logro de por sí mismo.
Bajo la mano del comisionado Iván Velásquez Gómez, la CICIG se ha enfocado en casos altamente simbólicos, algunos de los cuales se puede interpretar han sido por fuera del mandato original de la organización. Sin embargo, la estrategia de Velásquez ha expuesto la desenfrenada cleptocracia que ha debilitado las instituciones del estado guatemalteco por décadas.
Desafortunadamente, un gran numero de políticos han visto con récelo el alcance de las investigaciones de la CICIG. Mientras algunas facciones políticas celebran a la Comisión cuando se investiga a sus rivales, estas mismas facciones se oponen de manera vehemente a cualquier investigación en sus rangos. Esta situación es ejemplificada por el ex-vicepresidente Eduardo Stein (2004-2008), él cual fue uno de los defensores mas arraigados de la CICIG en su momento. Stein dijo sobre la CICIG: “bajo los argumentos de lesión de soberanía se están tapando gusaneras que no se quieren abrir. Nosotros, en el Ejecutivo, aceptamos que parte de nuestra institucionalidad está penetrada por el crimen organizado.”
Sin embargo, cuando la CICIG abrió un caso en contra el Ministro de Gobierno Carlos Vielmann Montes, Stein retiro su apoyo al organismo de la ONU. En el 2010, cuando se capturó a Vielman en Madrid después de su fuga de Guatemala, Stein mostro su descontento, "el problema es que, sin tener una supervisión correcta, [la CICIG] se desbocó". De manera irónica, Stein expandió sus criticas de la CICIG alegando que el organismo se había doblegado ante las presiones políticas de la oposición. Eventualmente, una corte en Guatemala determino que Vielman era culpable de asesinatos extra-judiciales de varios prisioneros en el sistema de cárceles. Actualmente, Vielman es sospechoso por lavado de activos, trafico de drogas, secuestro, extorsión y prostitución. Stein mantiene sus criticas de la entidad internacional.
A pesar de la gran labor de la CICIG, el mandato de la organización, el cual expira en el 2017, no va a ser renovado. La gran duda política en Guatemala entonces es, ¿que pasara después de la partida de la CICIG?
A pesar de que existe activismo político a niveles comunales y locales, todavía no hay evidencia de una narrativa clara por parte de los lideres de la sociedad civil.
Como es el caso en varias movilizaciones esporádicas, es evidente que las protestas masivas enardecidas por la CICIG no tienen un propósito o una dirección concreta. A pesar de que existe activismo político a niveles comunales y locales, todavía no hay evidencia de una narrativa clara por parte de los lideres de la sociedad civil para aminorar los problemas estructurales e institucionales que permiten, y en parte celebran, la corrupción en el estado guatemalteco.
Además, en este momento es difícil saber quienes son “los buenos” en Guatemala. En los círculos políticos, entre cuchicheos y rumores, solo se habla de quien (o quienes) va ha ser el próximo desenmascarado por la CICIG. Individuos como la ex fiscal general Claudia Paz y Paz y la jueza Thelma Aldana han demostrado el coraje necesario para enfrentarse a la corrupción, pero ha ambas se les ha exiliado de los círculos tradicionales del poder. El novato presidente Jimmy Morales alardea sobre su pelea “frontal” en contra la corrupción, pero los poderosos de su partido político, en su mayoría militares retirados, han sido acusados de narcotráfico y de masacres que la ONU han catalogado como genocidio. Su hermano, y asesor político, y su hijo están bajo investigación por sospechas de negocios ilícitos.
La sobre-dependencia en la CICIG, un ente ajeno e internacional, por parte del sistema jurídico es preocupante. El comisionado Iván Velásquez ha impulsado a la CICIG a su actual éxito desde que este tomo las riendas de la organización en el 2013. Un aclamado magistrado vinculado con la suprema corte de justicia de Colombia, Velázquez fue nombrado cabeza de la Comisión cuando el futuro de esta se puso en duda. Su liderazgo, temple y coraje lo han convertido en un héroe local. Sin embargo, cuando el mandato de la CICIG expire, no existe un líder que herede y continúe su legado en Guatemala. Es mas, dada la arraigada naturaleza de la criminalidad en los círculos políticos del país y los altísimos niveles de corrupción, no hay en este momento un zar guatemalteco que pelee en contra de la corrupción y, más importante, que la sociedad civil apoye.
Es cierto que la CICIG ha cambiado a Guatemala para bien, pero no es claro si estos cambios son sostenibles o si los éxitos de la CICIG se pueden replicar en otros lugares. Incluso, la Organización de Estados Americanos (OAS) ha implementado un organismo similar en Honduras conocido como la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH). Esta acción por la OAS es quizás apresurada y es muy posible que la MACCIG no tenga el mismo éxito de su hermana guatemalteca. Es necesario tener en cuenta que la naturaleza colaborativa entre la CICIG y sectores del estado, el liderazgo de Velásquez y el nivel de legitimidad que la ONU conlleva es lo que hace del caso Guatemalteco una situación difícil de replicar. Por ejemplo, la MACCIH ni siquiera tiene autoridad para investigar o entablar acciones judiciales en contra de individuos. Es mas, los intereses estadunidenses en la región han mantenido el experimento de la ONU a flote en Guatemala. Este “altruismo” por parte del tío Sam es difícil de encontrar en otras partes del mundo. Finalmente, la ausencia de diferentes intereses geopolíticas en la región han permitido que la CICIG opere libremente, ya que Guatemala es uno de los pocos países ajeno a las rivalidades entre los grandes poderes.
La incertidumbre abunda en la golpeada nación centro americana. El experimento de la CICIG ha sido exitoso en Guatemala hasta este momento. Sin embargo, los guatemaltecas tienen mucho camino por delante, si es que quieren llegar a valerse por si solos.