Tras el fin del comunismo en Europa del Este y la introducción de sistemas políticos pluralistas en la última parte del siglo XX, parecía que las instituciones democráticas, los derechos humanos y el estado de derecho estaban bien establecidos. Pero a medida que nos adentramos en el siglo XXI, surgieron políticas iliberales que comenzaron a avanzar de manera lenta pero constante en toda la región. En Bulgaria, como en gran parte del centro y el este de Europa, la democracia liberal ha retrocedido durante la última década. La libertad de los medios de comunicación es limitada, y nos encontramos en una etapa avanzada de captura de los medios. En 2019, Bulgaria ocupó el puesto 111 (de 180 países) en una clasificación sobre la libertad de los medios de Reporteros sin Fronteras. Obtuvo el puntaje más bajo de los países europeos, con excepción de Bielorrusia y Rusia.
En junio de 2019, el gobierno, presionado por un fuerte movimiento ciudadano antiliberal, suspendió una Estrategia Infantil Nacional basada en los derechos humanos. En julio, el tribunal constitucional cedió ante una campaña masiva contra la “ideología de género” y determinó que el Convenio del Consejo de Europa sobre Prevención y Lucha contra la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica (Convenio de Estambul) era inconstitucional. En diciembre, intimidado por el mismo tipo de presión, el gobierno impidió que la Ley de Servicios Sociales de 2019 entrara en vigor. Supuestamente, iba en contra de los “valores familiares tradicionales” y permitía que las organizaciones de la sociedad civil participaran en la prestación de servicios sociales.
La tendencia a cerrar el espacio para la sociedad civil prodemocrática persiste. Las ONG de derechos humanos se han visto particularmente afectadas, pero ahora los ataques también se dirigen a los prestadores de servicios sociales que se perciben como “agentes extranjeros”. En otoño de 2019, un viceprimer ministro pidió la inhabilitación del Bulgarian Helsinki Committee (BHC), la organización de derechos humanos más grande del país. Sostuvo que la organización “ejercía presión directa e indirecta sobre los magistrados búlgaros y realizaba actividades anticonstitucionales, ilegales, inmorales y abiertamente antibúlgaras”. Más de 70 ONG búlgaras y 40 ONG extranjeras e internacionales, entre ellas Amnistía Internacional y Human Rights Watch, condenaron los intentos de proscribir al BHC.
En este contexto, hay una necesidad persistente de repensar y reajustar el activismo de derechos humanos. En Bulgaria, decidimos que para contrarrestar la tendencia iliberal, es preciso acercarse a amplios segmentos del público, de una manera que aumente el atractivo de los valores liberales para las masas. Los principales grupos de derechos humanos tienen el deber de actuar como catalizadores para el movimiento liberal más amplio, ya que los ataques en serie que se están desplegando contra la democracia debilitan los cimientos de la defensa de los derechos humanos. Esto no implica reemplazar el trabajo de derechos humanos establecido, sino más bien mejorarlo mediante la movilización de una agenda de democracia más amplia.
Al referirse a ideas abstractas de derechos humanos y promover los valores democráticos de manera racional pero poco imaginativa desde una perspectiva expresiva, los líderes liberales han ido perdiendo "las mentes y los corazones" de la gente.
Con este fin, el Bulgarian Helsinki Committee lanzó la iniciativa BOLD (Bulgarians Organizing for Liberal Democracy, Organización Búlgara a favor de la Democracia Liberal). Con ella, se intenta consolidar una base de apoyo medible, tangible y coherente a través de la organización en línea y fuera de línea. Contamos con la colaboración de activistas, incluidos líderes juveniles, para forjar y probar nuevas estrategias de comunicación y mejorar la respuesta a las campañas antiliberales. Como en muchos otros países, los actores democráticos liberales están perdiendo las batallas de comunicación contra los movimientos iliberales y autoritarios. Los intelectuales liberales y los activistas de derechos no han logrado contrarrestar los mensajes de sus adversarios, que son mucho más eficaces, narrativos, emotivos e incluso viscerales. Al referirse a ideas abstractas de derechos humanos y promover los valores democráticos de manera racional pero poco imaginativa desde una perspectiva expresiva, los líderes liberales han ido perdiendo "las mentes y los corazones" de la gente. La creación de BOLD como una comunidad similar a un club, para elaborar de manera conjunta nuevos enfoques de comunicación y cambiar el rumbo, es un experimento local, pequeño pero interesante, que ha tenido algunos resultados prometedores.
Por ejemplo, BOLD organizó un debate público para analizar la siguiente pregunta: “¿Los derechos de los niños pueden ser contrarios a los derechos de sus propias familias?”. El evento reunió a grupos políticos aparentemente incompatibles, como los líderes de movimientos de protesta antiliberales que, durante los 24 meses anteriores, habían logrado bloquear todas las leyes y políticas centradas en los derechos en materia de igualdad de género, derechos infantiles y políticas familiares. Antes de esto, el debate no había sido mucho más que competencias de gritos en línea. Ahora, en lugar de responder a los ataques, los oradores de BOLD optaron por expresarse de manera asertiva al identificar y destacar los puntos comunes importantes. Por ejemplo, los manifestantes antiliberales se oponían a la práctica de retirar a los niños de sus familias y colocarlos en espacios de cuidado alternativo, lo que percibían como políticas estatales invasivas que violan los derechos familiares y los valores tradicionales. Los representantes de BOLD reconocieron ampliamente las malas prácticas existentes de cuidado infantil alternativo y desarmaron a sus oponentes al insistir en que el mejor entorno para el desarrollo y el bienestar infantil es la familia. Después, descubrimos que coincidíamos en algunas exigencias de política dirigidas al gobierno. Sorprendentemente, al final, los dos bandos se dieron la mano y comenzaron a planear los pasos siguientes.
Sorprendentemente, al final, los dos bandos se dieron la mano y comenzaron a planear los pasos siguientes.
BOLD creó una plataforma de membresía en línea como herramienta para movilizar simpatizantes, formular posiciones de política y acordar acciones. Los miembros de BOLD se registran en la plataforma con una identificación única, y la membresía está condicionada a la recomendación de al menos dos miembros actuales, o una reunión en persona con miembros existentes. Esta estrategia se basa en el aprendizaje de que los foros abiertos en línea en los que predominan los colaboradores anónimos y bots resultan contraproducentes para la organización a favor de la democracia. A menudo, han sido vehículos para la promoción del odio y la intolerancia.
Nuestro objetivo es crear un modelo deliberativo de toma de decisiones que resuelva la tensión entre la profundidad del debate y el tamaño del grupo, para permitir que una gran cantidad de miembros participen a profundidad y que el debate progrese a través de una serie de rondas previas a la toma de decisiones. Un moderador dirige un debate. Todos los participantes pueden ver todas las publicaciones y, mediante rondas de comentarios, se llega a un consenso o, si es necesario, se lleva a cabo una votación sobre los puntos en disputa. Publicamos posiciones que contienen los puntos de vista consensuados y discrepantes en dos partes distintas, en lugar de ocultar al público la variedad de opiniones dentro de una membresía con ideas afines en términos generales. Los miembros pueden publicar opiniones sobre la sustancia y el proceso. El objetivo es garantizar una participación democrática y de gran calidad dentro del grupo.
La seguridad cibernética es sumamente importante para BOLD, puesto que ya se han hecho intentos de acceder sin autorización a su plataforma, a pesar de la doble verificación que se requiere. Es probable que los bots que reaccionan a palabras clave también hayan superado la barrera de seguridad. Desde el principio, también hemos estado explorando si las tecnologías de cadenas de bloques pueden contribuir a nuestra iniciativa, en términos de seguridad y transparencia, así como de la responsabilidad de los moderadores de cada discusión temática. Todavía estamos buscando un colaborador que pueda ayudarnos en esta materia.
BOLD aún está en sus primeros días. Estamos experimentando y aprendiendo mientras desarrollamos las metodologías de la organización y elegimos qué acciones llevaremos a cabo. Sin embargo, ya tenemos claro que el compromiso riguroso con una democracia genuinamente deliberativa en la toma de decisiones, y la disposición a tener una mente abierta y ser creativos al desarticular los ataques iliberales, seguirán siendo atributos fundamentales en el futuro.