La financiación y el espacio de los derechos digitales sin ánimo de lucro. Experiencias y recomendaciones (Parte II)

RightsCon / Victoria Health

RightsCon / Victoria Health.


Para las organizaciones sin ánimo de lucro, conseguir fondos y mantenerse fieles a su misión representa a menudo un acto de equilibrio difícil, que puede generar tensiones dentro de la organización y con los socios y financiadoras. Durante un taller realizado en la RightsCon, les preguntamos a los participantes —académicos, activistas y financiadoras— si creían que la financiación influía en el trabajo de las organizaciones sin ánimo de lucro. La mayoría de los participantes creían que sí.

¿Pero qué tipo de influencia? Como parte del taller, también pedimos a los participantes que reflexionaran sobre las buenas y malas experiencias que habían visto o a las que habían estado expuestos, que compartimos aquí, junto con sus recomendaciones destinadas a asegurar su autonomía y relaciones sostenibles con las financiadoras.

Amplia experiencia con las financiadoras

La mayoría de las reflexiones de los participantes destacaron las experiencias negativas de las financiadoras que influyen en la autonomía de las organizaciones sin ánimo de lucro, lo cual limita su capacidad para definir sus propios objetivos, gestionar su propio presupuesto, contratar al personal que consideren oportuno e incluso presentar su organización en sus propios términos.

Por ejemplo, uno de los participantes describió la organización sin ánimo de lucro para la que trabajaba como confinada a los rígidos parámetros de la visión y los objetivos del proyecto de la financiadora. Sus necesidades reales se consideraban fuera del ámbito de la financiación, incluso cuando satisfacer esas necesidades habría sido beneficioso para más comunidades y las habría incluido.

Algunos comentaron la problemática tendencia a utilizar indicadores clave de rendimiento (KPI, por sus siglas en inglés) para cuantificar el éxito de las financiadoras. Los encuestados destacaron que medir el impacto es bastante difícil, en especial en el trabajo de justicia social y tecnología cívica. Dado que los KPI suelen ser incapaces de captar la complejidad de los problemas sistémicos, a menudo crean espejismos que consumen energía y recursos del personal.

Con el tiempo, la insistencia en la consecución de tales métricas puede socavar la confianza de los profesionales en la capacidad de sus financiadoras para comprender realmente la complejidad de los problemas a los que se enfrentan y los tipos de plazos en los que deben basarse cuando diseñan y ejecutan sus estrategias.

Aunque en la práctica las financiadoras no pueden controlar todas las experiencias negativas compartidas por los beneficiarios, los participantes expresaron cómo su dependencia de las financiadoras a menudo llevó a la dirección a ir más allá de lo que podría haber sido realmente requerido o esperado por las financiadoras.

Fig. 1. Captura de pantalla del resultado consolidado de los tres tableros utilizados durante el taller.

A pesar de la prevalencia de experiencias negativas, los participantes también recordaron algunas positivas. Algunos participantes consideraron que las financiadoras tenían realmente en cuenta los intereses de la organización. Estos encuestados señalaron que se han sentido respetados por las financiadoras y que estas confían en ellos, e incluso algunas financiadoras han adoptado en gran medida un enfoque de "no intervención".

Estas relaciones también fomentaron la credibilidad de las organizaciones, lo que a veces condujo a oportunidades y fuentes de financiación adicionales. Además, uno de los participantes también señaló que las restricciones impuestas por las financiadoras (como las cuotas de diversidad e inclusión) se utilizaron de manera estratégica dentro de la organización para cambiar de forma significativa su estructura interna.

Los debates acerca de los retos y las limitaciones de los modelos de financiación sin ánimo de lucro también deberían tener en cuenta estas experiencias positivas.

El camino a seguir para garantizar la autonomía

Con base en nuestro debate, creemos que las organizaciones sin ánimo de lucro deberían tener en cuenta estos cinco aspectos de cara al futuro.

En primer lugar, diversificar sus fuentes de financiación. Una organización financiada por muchas pequeñas contribuciones de múltiples fuentes reduce la probabilidad de ser influenciada de manera significativa por una sola financiadora.

En segundo lugar, crear consorcios de financiadoras con puntos de vista e intereses distintos. Se puede reunir a financiadoras con intereses y puntos de vista diversos que estén en una tensión clara y pública.

En tercer lugar, formar colectivos con organizaciones afines. Compartir conocimientos y, a veces, recursos puede mitigar la influencia externa al mantener a las organizaciones responsables de las necesidades generales de un problema, en lugar de los caprichos y deseos de las financiadoras.

En cuarto lugar, hay que desarrollar líneas rojas claras y coherentes para las financiadoras. Esto incluye discusiones en torno a ciertas restricciones sobre de quién puede recibir dinero una organización.

Y, por último, replantearse cómo se mide y comunica el éxito. Los indicadores de rendimiento no suelen reflejar la complejidad de un problema, ni permiten la fluidez necesaria para abordar de forma adecuada los retos. Por ello, los participantes sugirieron que se desarrollen métricas de rendimiento menos restrictivas junto con una definición iterativa y evolutiva del éxito dentro de un proyecto.

Las financiadoras también deberían tomar nota de estos cinco puntos.

En primer lugar, desmitificar las fuentes de financiación. Podrían aclarar desde el principio los requisitos específicos que conlleva un determinado tipo de financiación, así como los poderes y libertades que las financiadoras pueden desplegar a lo largo del periodo de financiación, como la capacidad de recortar fondos o tomar decisiones que alteren el proyecto.

En segundo lugar, animar a otras financiadoras a entrar en el espacio de los derechos digitales. Estrategias como los colectivos organizativos son más eficaces cuando las organizaciones son capaces de rendir cuentas entre sí y no están sujetas a las mismas financiadoras o restricciones.

En tercer lugar, hay que desarrollar una teoría del cambio clara y explicar cómo encajan los beneficiarios en ella. Una de las formas en que las financiadoras pueden ser transparentes en cuanto a su influencia es ser claros con cada beneficiario y con la sociedad en general sobre cómo encaja cada una de sus organizaciones beneficiarias en un proyecto más amplio.

En cuarto lugar, mantener las ventanas abiertas para la financiación reactiva. La falta de respuesta general de las financiadoras hacia sus solicitudes ha puesto a menudo en entredicho la capacidad de los beneficiarios para reaccionar de manera dinámica ante los problemas oportunos, así como para mantener la previsibilidad de su balance.

Y, por último, conceder fondos con un mandato amplio. La libertad de los mandatos amplios indica que las financiadoras confían en la experiencia de las organizaciones sin ánimo de lucro para hacer lo que más se necesita en un proyecto determinado. Lo ideal sería que esto adoptara la forma de una dotación.

La protección de los derechos digitales en los próximos años requerirá que reforcemos las instituciones y los espacios de coordinación política existentes. Uno de los principales retos del futuro es que internet ha evolucionado como una tecnología de red global. Las grandes empresas tecnológicas y otras multinacionales, cuyas políticas y tecnologías han pasado a ser fundamentales para el funcionamiento de la Red, están perfectamente posicionadas para entender internet a esta escala. Los gobiernos, en cambio, desarrollaron instituciones con una comprensión territorial del poder. Dada su capacidad de abarcar múltiples países, las organizaciones sin ánimo de lucro tienen la capacidad de reflejar las actividades de las empresas tecnológicas multinacionales y ayudar a los gobiernos y a otras partes interesadas a dar forma a las políticas de estas empresas para que rindan cuentas. Por eso, las organizaciones sin ánimo de lucro dedicadas a la defensa de los derechos digitales desempeñan un papel fundamental a la hora de mantener la cohesión de internet, ya que influyen en las políticas gubernamentales y empresariales de manera que puedan seguir operando a través de las fronteras sin ningún problema.

Sin embargo, el proceso de consolidación dentro de los mercados de internet y el aumento de las tensiones geopolíticas sugieren que estos espacios de coordinación y gobernanza mundial probablemente van a ser puestos a prueba. Para que el modelo multipartito sea más robusto, habrá que dar garantías de que cada uno de los tornillos que hacen girar el modelo cumple su función. Garantizar que las organizaciones sin ánimo de lucro que operan como representantes de la sociedad civil son autónomas y se perciben como tales será clave para ello.

 

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Gracias a los participantes en el taller de la RightsCon, en particular a Brandon S., que también aportó sus comentarios a este artículo.