Nuevo régimen, nuevo patriarcado: el Convenio de Estambul en juego

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El 1 de julio de 2021 Turquía se retiró del Convenio de Estambul. El proceso de retirada comenzó con la publicación de un decreto presidencial a la media noche del 20 de marzo de 2021. El Convenio es el principal documento jurídico internacional que responsabiliza a los Estados miembros de garantizar la protección de las mujeres y de la comunidad LGBTIQ+ contra la violencia doméstica e íntima. El anuncio se produjo justo cuando el Consejo Europeo se preparaba para celebrar el décimo aniversario del Convenio en mayo. Los organismos de la Unión Europea tardaron un mes en expresar su preocupación por las implicaciones de esta decisión. El 22 de abril, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE) declaró que sometería la decisión de retiro a un examen de procedimiento en la Comisión de Venecia. Según la APCE, la decisión presidencial de retirarse de un convenio importante de derechos humanos, mientras se excluye el debate parlamentario y las voces contrarias, va en contra de las credenciales democráticas. Por ello, debería debatirse en la Comisión de Venecia en el ámbito de un “estudio comparativo sobre las modalidades de ratificación y denuncia de las convenciones del Consejo”.

Esto es esperanzador en un momento en que los movimientos feministas y de mujeres están al borde del agotamiento en su lucha contra las medidas conservadoras-autoritarias, que amenazan el derecho de las mujeres y de las personas no heteronormativas a la vida, a vivir con seguridad y sin violencia. La decisión de retirarse es el paso más reciente de los círculos gobernantes, personificados por el presidente de Turquía, en sus prácticas políticas contra la igualdad de género, basadas en su mayoría en motivos moralistas islámicos. Los gobiernos del Partido de la Justicia y el Desarrollo han aplicado sistemáticamente prácticas discursivas contrarias a la derecha en sus políticas de género, y con frecuencia marginan a las feministas como inmorales y/o radicales.

Recientemente, Turquía ha pasado por la última fase de la transición de régimen desde una forma de gobierno republicana que tenía sus raíces en el proceso de construcción del Estado-nación de principios del siglo XX. Mientras tanto, los movimientos feministas y de mujeres del país han estado impugnando las distintas versiones del patriarcado republicano durante más de nueve décadas. Desarrollaron estrategias, tácticas de lucha y estilos de cooperación contra las lecturas patriarcales de la igualdad y la libertad. El cambio de régimen supuso nuevos retos para los movimientos feministas y de mujeres. Hizo necesario que las activistas feministas y las defensoras de los derechos de las mujeres se cuestionaran sus formas de lucha, tácticas y estrategias establecidas, que parecen no responder a los modos emergentes del patriarcado. 

La retirada del Convenio de Estambul pone de manifiesto los límites de los patrones establecidos para la lucha feminista a la hora de contrarrestar el nuevo modo de patriarcado que acompaña al ascenso del nuevo régimen en el país.

La retirada del Convenio de Estambul pone de manifiesto los límites de los patrones establecidos para la lucha feminista a la hora de contrarrestar el nuevo modo de patriarcado que acompaña al ascenso del nuevo régimen en el país.

Desde el primer día de la decisión de retiro, R. T. Erdoğan, el presidente de Turquía, y sus partidarios han afirmado que el Convenio es ajeno a la cultura mayoritaria del país. Basan sus afirmaciones en un planteamiento homofóbico: que la Convención promueve las relaciones inmorales.

Algunas organizaciones de la sociedad civil se arriesgaron a caer en la trampa, y argumentaron que la Convención concierne principalmente a las mujeres, no a los derechos del colectivo LGBTIQ+. Otras reprodujeron el activismo basado en problemas de los años noventa, y reivindicaron una vez más la necesidad de reorganizarse en nuevas formas para desafiar la decisión. Esto pone de manifiesto los pros y los contras de lo que Unal denomina dos formas distintas de formación de coaliciones —la estratégica y la transformadora— que pueden manipularse para que funcionen en contra de los regímenes autoritarios.

Una lucha política feminista basada en la experiencia histórica es crucial para actuar de forma concertada contra las maniobras estatales contrarias a la igualdad en el régimen de género del país. La Coalición de mujeres es un importante ejemplo de esta acción concertada. La Coalición se fundó en 2002 y, desde entonces, ha trabajado codo con codo con las organizaciones de derechos de la mujer en el ámbito de la Coordinación del Lobby Europeo de Mujeres en Turquía. Es parte integrante del movimiento internacional de mujeres, que supervisó activamente y contribuyó a la constitución del Convenio de Estambul.

Sobre todo a través de campañas en las redes sociales, la Coalición de Mujeres ofrece un espacio para unir a las mujeres de todo el mundo en rechazo al último paso atrás del Estado y en apoyo de una vida sin violencia. En su campaña viral, un hilo de Twitter decía lo siguiente: “Devlet kadına şiddetsiz yaşam hakkını tanımadı” (El Estado no reconoce el derecho de las mujeres a una vida sin violencia") #İstanbulConventionIsOurs, #WeClaimIstanbulConvention.

A nivel nacional, la Coalición intenta acceder a todos los organismos, órganos, plataformas e iniciativas relevantes movilizando grupos de trabajo. Hasta ahora se ha dirigido a los colegios de abogados, ha reunido a los diputados y se ha reunido con profesores de derecho. Los integrantes de la Coalición se reúnen con regularidad cada semana y realizan prácticas de reflexión conjunta sobre los próximos pasos a dar.

La Coalición también está implicada en la búsqueda de (nuevos) medios para presionar al Estado para que se retracte de la decisión de retiro, para demostrar que es contraria al Estado de Derecho. En su búsqueda, revisa las demandas presentadas ante el Tribunal de Estado. Se dirige al público a nivel nacional y local.

La Coalición difundió y sigue difundiendo su palabra en múltiples sitios a nivel internacional, desde las organizaciones de la sociedad civil hasta los organismos regionales de toma de decisiones como la UE (concretamente, el Parlamento Europeo, la Comisión Europea, el Consejo de la Unión Europea), así como al público en general en diferentes países. Para ello utiliza material escrito, oral y visual.

Una lucha política feminista basada en la experiencia histórica es crucial para actuar de forma concertada contra las maniobras estatales contrarias a la igualdad en el régimen de género del país. 

Participó en el Foro Generación Igualdad, preparó materiales visuales informativos y contó con la participación de actores políticos de dentro y fuera de Turquía que mostraron su apoyo para presentarlos en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU. La diversidad de los miembros de la Coalición es útil para actuar en múltiples niveles, y sus patrones de trabajo horizontal establecidos facilitan la acción coordinada. La Coalición de Mujeres está decidida a continuar con sus actividades multinivel y multidimensionales para mantener el Convenio de Estambul como documento jurídico internacional básico para los derechos de las mujeres y del colectivo LGBTIQ+ en Turquía. Está decidida a defender el derecho a la vida de las mujeres y de las personas LGBTIQ+, a vivir libres de violencia y de la amenaza de violencia, a nivel local, nacional y transnacional hasta “construir el mundo para esa vida”.

El rechazo a la igualdad de género es generalizado en todo el mundo, y Turquía no está exenta. Y la transición de régimen a la que ha asistido el país en la última década alberga un discurso conservador que justifica las preferencias políticas autoritarias. El reciente decreto presidencial de retirada del Convenio de Estambul simboliza la negación de la igualdad de género, la desestimación de las medidas legales coordinadas para garantizar la seguridad y el bienestar de las mujeres y las personas LGBTIQ+. Es urgente una lucha feminista transnacional contra estos ataques a los derechos de las mujeres y de las personas LGBTIQ+, que son parte de las prácticas políticas antidemocráticas.

Por último, las historias se pierden fácilmente durante las transiciones de régimen. La historia de la Coalición de Mujeres se basa en las actividades pasadas y presentes de las organizaciones que la componen, así como en sus prácticas de colaboración. Se abstienen de volver a empezar la historia feminista por sí solas, sino que atienden a las experiencias feministas del pasado, lo cual es una ventaja importante en momentos en los que los hechos son tan poco claros que resulta arriesgado acceder a ellos. La decisión de la Coalición de Mujeres se basa en su aferro a la historia feminista a pesar de los diferentes modos de patriarcado.