Impulsar la democracia y proteger los derechos: Los comités comunitarios en tres países

Un grupo de personas reunidas en Kenia en 2016. Crédito: Simplice Kaze / iStock

Las personas deben poder opinar sobre sus vidas y medios de subsistencia. Cuando los recursos son escasos y la gobernanza débil, la gente a menudo carece de la protección de los derechos o servicios básicos que todos merecen. En tales circunstancias, tener la capacidad de tomar decisiones como comunidad es aún más importante. El derecho a opinar sobre las decisiones que te afectan es fundamental. 

Pero no es tan sencillo como preguntar a todo el mundo lo que quiere. Cultivar espacios para la toma de decisiones deliberativas que realmente funcionen -sin permitir que los resultados o el proceso sean "capturados" por quienes detentan el poder- requiere tiempo e intención. 

En tres contextos muy diferentes, los programas de Namati, una organización de empoderamiento legal, han sido pioneros en nuevas formas de apoyar a los comités locales como motores de la democracia y la protección de los derechos, ayudando a los comités a convertirse en sólidos espacios de participación.

En Mozambique, el programa Derecho a la Salud ayuda a desarrollar la capacidad de los comités de salud de las aldeas para mejorar la rendición de cuentas, garantizar el derecho a la intimidad y reforzar la prestación de servicios en el sistema de salud pública; en Sierra Leona, los comités de tierras de las aldeas reúnen a los residentes para ejercer los derechos sobre sus tierras, protegiéndolas de inversores deshonestos y de la degradación medioambiental; y en Kenia, los comités de gestión comunitaria de la tierra lideran la aplicación de la propiedad comunal y la gestión de la tierra y los recursos naturales. 

De un reciente intercambio en el que participaron estos programas surgieron varias ideas prácticas: 

 

Los marcos jurídicos no bastan para garantizar que los comités protejan los derechos. Es esencial establecer buenas prácticas y directrices.

En estos tres países existen vías formales para delegar el poder en las bases a través de comités locales. Los marcos jurídicos allanan el camino para unos comités locales sólidos y participativos, pero esos marcos por sí solos no bastan para fomentar la participación y garantizar los derechos. Es necesario que existan directrices operativas sobre cómo establecer y gestionar estos comités, tanto para los propios comités como para las poderosas instituciones y personas que pueden legitimarlos y habilitarlos.

En Sierra Leona, las nuevas leyes históricas sobre derechos de la tierra (2022) proporcionan un marco y un mandato para que los VALC tomen decisiones colectivas sobre los derechos de la tierra de la comunidad, incluida la forma de seleccionar a los miembros del comité. Sin embargo, este marco legal no es suficiente para que las comunidades y la sociedad civil establezcan VALC eficaces. Para hacer frente a este reto, el equipo de Sierra Leona ha creado unas directrices iniciales para los VALC basadas en la experiencia de base, y las ha puesto a prueba en más de 20 comunidades.

Del mismo modo, el equipo de Kenia cuenta con un minucioso proceso de elaboración de estatutos antes incluso de que se constituya un CLMC. Todo, desde el funcionamiento del CLMC hasta cómo se tomarán las decisiones colectivas sobre los derechos a la tierra y los recursos, se establece en los estatutos para que toda la comunidad lo discuta. El proceso de elaboración de los estatutos sirve de modelo de diálogo integrador y práctico, ideal para la gestión de las tierras comunitarias.

 

Para crear comités fuertes hay que centrarse en dos frentes: las comunidades y las instituciones.

Nuestros equipos se han dado cuenta de que no basta con reunir a miembros comprometidos de la comunidad, sino que los que detentan el poder también deben participar. En Mozambique, por ejemplo, nuestros defensores de la salud (paralegales) de primera línea ponen tanto énfasis en educar y apoyar a los trabajadores y funcionarios sanitarios como en formar y animar a los miembros de los comités. Cuando empezó el trabajo en Mozambique, Namati trajo a funcionarios sanitarios de los niveles nacional y provincial para que fueran testigos de primera mano de cómo los CSV podían servir de motor de la rendición de cuentas de los centros sanitarios y de cómo esta rendición de cuentas conducía a la protección de los derechos de los pacientes. Poco a poco, el equipo y las comunidades han ido creando un cuadro de defensores en puestos de poder que han permitido a los CSV cumplir su función.

En Kenia y Sierra Leona existe el riesgo de que grupos poderosos se apoderen de los comités locales y los utilicen en su propio beneficio, por lo que es fundamental involucrarlos desde el principio como socios. Ayudarles a comprender el papel de los comités, aclararles su función de apoyo al trabajo de los comités y apelar a su sentido del deber son características importantes de esta asociación. Entre ese compromiso directo con el poder y el uso de un comité para aumentar el poder de las comunidades para hablar por sí mismas y exigir reconocimiento, es posible generar la voluntad política para la capacitación colectiva.

El equipo de Sierra Leona ha comenzado su apoyo con los jefes supremos, que tradicionalmente han tenido un poder y una autoridad considerables sobre los derechos comunitarios a la tierra. Las nuevas leyes modifican las funciones de los jefes supremos y traspasan parte del poder a los miembros de la comunidad, pero los jefes supremos siguen siendo parte integrante de la gobernanza. Namati ha formado a 192 jefes supremos en las directrices del VALC, obteniendo su aceptación y preparándolos para el éxito en el apoyo a los VALC en su jefatura.

 

Formar a los miembros de los comités no es cosa de una sola vez

Con el tiempo, el objetivo es que la mayoría de los comités se valgan por sí mismos sin una gran participación de los asistentes jurídicos de la comunidad. Pero eso no ocurre de la noche a la mañana. Independientemente de la ubicación o del área temática, los miembros del comité necesitan formación y orientación periódicas para que los comités sean eficaces, activos y participativos. Hay múltiples conjuntos de habilidades en los que la formación y el asesoramiento son valiosos: conocimiento de la ley y del mandato del comité, concienciación sobre los derechos, facilitación inclusiva y divulgación en la comunidad. Un asistente jurídico comunitario con experiencia es un experto en equilibrar estas responsabilidades. Al principio, se inclinan por reclutar y educar a los miembros del comité, pero a medida que pasa el tiempo, vuelven a asumir el papel de facilitadores, entrenadores y defensores acérrimos. Al fin y al cabo, el comité no es suyo, pertenece a la comunidad.

Los órganos locales de gobierno de base, como los CSV, los CLMC y los VALC, son parte integrante de la labor de empoderamiento legal, y Namati y sus socios se han comprometido a encontrar la mejor manera de convertirlos en espacios ricos y sostenidos para la construcción de poder y la protección de los derechos.