Las promesas y los peligros del sondeo mediante teléfonos celulares

¿Es posible examinar una muestra de la población representativa a nivel nacional o subnacional simplemente mediante el uso de teléfonos celulares? El sondeo mediante teléfonos celulares podría revolucionar la manera en que operan las organizaciones de derechos humanos y la sociedad civil, al permitir a los investigadores preguntarles a las personas lo que piensan sobre un tema determinado por una fracción del costo de las encuestas tradicionales en persona, y después hacer un seguimiento de los cambios en la opinión pública casi en tiempo real.

Por supuesto, esta técnica también tiene sus inconvenientes; entender estas fortalezas y debilidades nos ayudará a determinar cuándo resulta adecuada y cuándo no.

Tradicionalmente, la única manera de llegar a una muestra representativa de la población a nivel nacional era llevar a cabo una encuesta de hogares, enviando encuestadores por todo el país a realizar entrevistas en persona con una sección transversal diversa y representativa de la población con base en las zonas censales. Esto produce datos exactos (aunque el fraude podría ser motivo de preocupación), pero es costoso en términos de tiempo y dinero.  Obtener los números de los beneficiarios de los programas y luego realizar entrevistas por teléfono, o utilizar la colaboración masiva mediante una plataforma como Ushahidi, es menos costoso. Sin embargo, estos enfoques no miden con precisión la opinión pública en general, ya que no generan una muestra representativa a nivel nacional.

Las estadísticas precisas requieren datos representativos. La clave del sondeo mediante teléfonos celulares, entonces, es aprovechar la cada vez mayor cantidad de teléfonos celulares para llegar a una muestra representativa a nivel nacional. De acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, hay 69 suscripciones a telefonía móvil por cada 100 habitantes en África. Incluso algunos de los países menos desarrollados de África tienen más de 50 suscripciones por cada 100 habitantes. De acuerdo con el Banco Mundial, en 2015, la República Democrática del Congo tenía 53 suscripciones por cada 100 personas, frente a 23 en 2011. Esto significa que, en muchos países en desarrollo, la propiedad de teléfonos celulares se está extendiendo en los grupos demográficos tradicionalmente marginados. Además, el sondeo mediante teléfonos celulares no requiere que los encuestados tengan teléfonos inteligentes, basta con cualquier teléfono móvil que pueda recibir una llamada.


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Mobile polling could revolutionize the way we collect public opinion—but only if we understand both the strengths and weaknesses of this approach.


El Center for Global Development (Centro para el Desarrollo Global) (CGD) realizó un programa piloto de sondeos mediante teléfonos celulares en Afganistán, Etiopía, Mozambique y Zimbabue en 2015. Se utilizó una marcación de dígitos aleatoria, es decir, se llamó a una gran cantidad de números telefónicos generados aleatoriamente, para llegar a una muestra aleatoria de la población que posee teléfonos. Las encuestas se llevaron a cabo utilizando tecnología de reconocimiento de voz interactiva, lo que las hizo accesibles para las poblaciones alfabetizadas y analfabetas, evitando al mismo tiempo los costos asociados con un centro de llamadas.

El CGD utilizó la primera parte de la encuesta para estratificar la muestra, haciendo preguntas para determinar el género de los encuestados, su edad, nivel educativo y condición socioeconómica (utilizando la propiedad de activos como indicador), y para saber si los encuestados vivían en un área urbana o rural. A continuación, se utilizó un algoritmo para ajustar la muestra existente de manera que reflejara una muestra representativa de la población objetivo, a partir de una línea de base establecida por el censo o la encuesta de demografía y salud más reciente.

¿Cómo pueden la sociedad civil y los grupos de derechos humanos utilizar el sondeo mediante teléfonos celulares de manera eficaz? 

Esto significa que cuando había grupos específicos de la población representados excesivamente en la muestra, en comparación con su frecuencia en la población total (por ejemplo, los hombres urbanos), se dio menos peso a sus respuestas, mientras que se dio más peso a las respuestas de las poblaciones insuficientemente representadas (por ejemplo, las mujeres rurales). Esto permitió al CGD determinar su error muestral; es decir, el grado en que su muestra con la nueva ponderación difería de una verdadera muestra representativa a nivel nacional.

Entonces, ¿cómo pueden la sociedad civil y los grupos de derechos humanos utilizar el sondeo mediante teléfonos celulares de manera eficaz?

En primer lugar, el sondeo mediante teléfonos celulares se puede utilizar como una manera de realizar estudios de base sobre temas específicos. Uno de los principales retos para las campañas de promoción, por ejemplo, es que a menudo no hay una línea de base, así que no hay manera de determinar si una campaña o intervención logró cambiar la opinión pública. Para determinar una línea de base, es necesario encuestar a una muestra representativa de la población.

En segundo lugar, es importante que las organizaciones no solo determinen la línea de base, sino que también sigan evaluando los posibles cambios de comportamiento y actitudes a través del tiempo. Por desgracia, esto ha sido tradicionalmente demasiado costoso para la mayoría de las organizaciones de la sociedad civil. Con las encuestas mediante teléfonos celulares, podemos crear datos longitudinales de opinión pública que se ajusten a las necesidades de la sociedad civil local. Las organizaciones pueden realizar un seguimiento de los cambios en la opinión pública respecto a temas fundamentales en tiempo real, para ver si sus campañas de promoción y otras intervenciones tienen éxito, y si es así, con qué segmentos de la población.

En tercer lugar, los grupos de la sociedad civil también pueden utilizar esta clase de sondeo para probar distintos mensajes de promoción, a fin de entender cuál es la manera más eficaz de plantear las campañas. Por ejemplo, las organizaciones pueden realizar una encuesta utilizando un tipo de mensaje y luego realizar una segunda encuesta con un segundo mensaje. Después, pueden medir qué mensaje generó qué tipo de respuesta. Esto es crucial para identificar las acciones, los mensajes, las campañas y las intervenciones eficaces.

El sondeo mediante teléfonos celulares ofrece cuatro ventajas principales. La primera es que esta clase de sondeo cuesta mucho menos que los métodos tradicionales. El CGD logró llegar a un tamaño de muestra efectivo de 2,000 personas en Afganistán (lo que da un margen de error de +/- 3.1 %) por solo $23,783; en Zimbabue, donde la penetración de la telefonía móvil es más alta, el costo para llegar a un tamaño de muestra efectivo de 2,000 personas fue solo $14,343. En segundo lugar, los investigadores pueden implementar este método con mucha mayor rapidez que las encuestas en persona. El tiempo total desde el comienzo de la encuesta hasta el análisis de los resultados se puede medir en días y semanas, en lugar de meses. En tercer lugar, este método se puede utilizar en entornos de difícil acceso en los que les resulta peligroso trabajar a los encuestadores. Finalmente, debido a las tres primeras ventajas, es posible realizar encuestas con regularidad. Esto nos permite hacer la misma pregunta una y otra vez, y luego realizar un seguimiento de los cambios en la opinión pública; con lo que, en esencia, se hace un seguimiento de dichos cambios casi en tiempo real.

Sin embargo, también hay cuatro inconvenientes principales. En primer lugar, el sondeo mediante teléfonos celulares depende, obviamente, de la penetración de la telefonía móvil, por lo que su utilidad es limitada en países en los que solo una pequeña parte de la población tiene acceso a un teléfono celular (por ejemplo, la República Centroafricana o Sudán del Sur). En segundo lugar, incluso en países con una penetración relativamente alta de la telefonía móvil, este enfoque no es tan preciso (en términos de llegar a una muestra representativa de la población) como las encuestas de hogares tradicionales. En las encuestas piloto del CGD, el error muestral varió de 2.8 % en Zimbabue a 7 % en Etiopía. En tercer lugar, hay limitaciones respecto a la cantidad y la clase de preguntas que se pueden hacer:  las personas solo aceptarán mantenerse al teléfono durante cierto tiempo. Además, las preguntas delimitadas (en las que los encuestados eligen entre un menú de opciones fijo) funcionan mejor, en contraposición con las preguntas abiertas, que son más difíciles de analizar. Por último, es necesario investigar más sobre el sesgo: ¿las personas responden las preguntas de manera diferente al teléfono que en persona?

El sondeo mediante teléfonos celulares podría revolucionar cómo obtenemos la opinión del público y, a su vez, mejorar la manera en que podemos diseñar e implementar los programas de derechos humanos; pero solamente si entendemos tanto las fortalezas como las debilidades de este enfoque.