Para promover políticas más humanas sobre los refugiados, tenemos que replantear el debate

A pesar de mucha discusión y animosidad a nivel global respecto a las políticas sobre los refugiados, una encuesta reciente de Amnistía Internacional indica que en realidad, las opiniones anti refugiados son el sentir de la minoría. A nivel mundial, dos de cada tres personas que respondieron la encuesta, la cual se realizó en más de dos docenas de países de todo el mundo, dijeron que sus gobiernos deberían esforzarse más por ayudar a los refugiados, y cuatro de cada cinco dijeron que aceptarían refugiados en su país, su comunidad o su hogar. Parece que la mayoría de las personas quieren que los gobiernos aumenten sus esfuerzos para acoger a los refugiados en sus países; sin embargo, muchos gobiernos siguen rechazando a grandes cantidades de refugiados. Este hallazgo plantea un desafío importante, y urgente, para los defensores: debemos encontrar una manera de alinear las políticas gubernamentales con un mayor apoyo a los refugiados.

Cada día, un sinnúmero de refugiados huyen de la guerra y la persecución en busca de lugares más seguros y más estables para vivir; y muchos de ellos mueren en el proceso. Tan solo en Siria, más de 11 millones de personas han muerto o se han visto forzadas a huir de sus hogares en lo que muchos han llamado la peor crisis humanitaria de nuestro tiempo. Algunos países, por supuesto, están alojando a los refugiados, pero muchos no lo hacen, lo que deja a millones de hombres, mujeres y niños luchando por sobrevivir en un estado de limbo político y existencial.

La crisis ha desencadenado un intenso debate en Europa y en todo el mundo, que enfrenta a los defensores de los derechos humanos y sus aliados contra sus oponentes anti refugiados. En Europa, en particular, la oleada de refugiados de Siria, Irak y el norte de África ha dado lugar a debates más amplios sobre la inmigración, la religión y las libertades civiles, y ha impulsado sentimientos anti musulmanes y una fuerte reacción nacionalista. En combinación con las persistentes consecuencias de la crisis de la zona euro, la retórica sobre los migrantes ha impulsado el surgimiento de partidos políticos de extrema derecha en Austria, Francia, y otros países europeos, incluidos algunos de los países escandinavos más moderados.

Pero ¿por qué el amplio apoyo público a las políticas sobre refugiados más receptivas no se traduce en políticas gubernamentales más flexibles? Esta es, por supuesto, una cuestión compleja, que suscita una pregunta mucho más amplia: ¿por qué algunas políticas gozan de altos niveles de apoyo público pero no logran ser promulgadas? La paradoja se aplica a cualquier número de problemas sociales. Tomemos, como un claro ejemplo, el control de armas en los Estados Unidos. Las encuestas indican que los estadounidenses apoyan de manera abrumadora la existencia de leyes que requerirían la verificación de antecedentes antes de la compra de armas, pero los defensores han tenido dificultades para convertir este apoyo en una ley de seguridad en el uso de armas significativa.

Las encuestas miden la opinión pública, pero no la disposición a actuar. 

¿Por qué la desconexión? Parte de la respuesta radica en el hecho de que las encuestas miden la opinión pública, pero no la disposición a actuar. Nos hablan sobre el ánimo del público en un momento determinado en el tiempo. Pero no nos dicen mucho sobre por qué las personas sienten lo que sienten respecto a los temas sociales o qué las llevará a actuar. El estudio del encuadre (la manera en que la presentación de la información moldea las percepciones sobre los temas y la disposición de las personas para movilizarse a favor del cambio) sí lo hace. A diferencia de las encuestas, los estudios sobre el encuadre tienen el potencial para descubrir los patrones de pensamiento persistente que informan las actitudes y creencias profundamente arraigadas y ampliamente compartidas que conforman lo que conocemos como cultura. Sacar a la luz estos “modelos culturales” (y entenderlos, y en algunos casos remodelarlos) es fundamental para impulsar el cambio social.

Una cantidad enorme de investigaciones muestran que los encuadres influyen en el grado en que las personas están dispuestas (o no) a movilizarse en apoyo a las soluciones. Y la historia está llena de ejemplos del poder de los encuadres para impulsar el cambio. La batalla por la igualdad en el matrimonio es solo un ejemplo reciente. Al principio, los defensores plantearon el tema como un asunto de protección de los derechos jurídicos de las personas, pero no lograron ganar terreno. Cuando cambiaron el encuadre a uno de amor y compromiso, el movimiento avanzó.


Flickr/European Commission DG ECHO (Some rights reserved)

From economic production and consumption to cultural exchange, refugees are often vibrant members of their adopted communities; the effects of such positive discourses on public opinion must be examined.


Hemos visto victorias de encuadre similares en temas de salud mentalel desarrollo en la infancia temprana y muchos otros problemas sociales urgentes; y podemos y debemos agregar la política sobre los refugiados a la lista. Una iniciativa de cambio de encuadre permitirá a los defensores canalizar el amplio apoyo público a las políticas sobre refugiados más receptivas hacia una exigencia de cambios. Creará una narrativa que pueda hacer frente a los discursos contrarios no productivos, y peligrosos, de las voces minoritarias y fomentará un movimiento para dar la bienvenida a los refugiados, el cual, a su vez, mejorará los resultados y fortalecerá a nuestra comunidad mundial. Para ganar este importante debate, los defensores primero deben ganar la competencia sobre el encuadre.

En FrameWorks Institute, hemos aprendido durante los últimos 16 años que los defensores primero deben realizar investigaciones minuciosas sobre cómo entiende el público la crisis de refugiados, los derechos humanos y otros temas relacionados, a niveles básicos y culturales. Esta investigación antropológica traza un mapa del “terreno cognitivo” y da una explicación muy detallada de lo que enfrentan los comunicadores cuando intentan involucrar al público en las discusiones sobre los refugiados, los derechos humanos y los temas relacionados.

Después, los defensores deben diseñar y poner a prueba estrategias para cambiar el encuadre de la crisis de refugiados y los temas de derechos humanos de manera más general a fin de aumentar el compromiso con los temas y desarrollar la voluntad política. Para este trabajo, podemos utilizar métodos cualitativos y cuantitativos (como entrevistas, encuestas experimentales y sesiones de grupos de discusión en profundidad) para determinar el grado en que los encuadres o elementos de encuadre particulares (como los valores, las metáforas y las explicaciones) afectan las preferencias políticas de las personas y su voluntad y motivación para apoyar soluciones de políticas específicas. Por último, los defensores y los donantes deben comprometerse a equipar el campo con las herramientas y el apoyo que se necesitan para romper con los encuadres dominantes y difundir una narrativa más productiva.

El debate respecto a las políticas sobre refugiados se está desarrollando en el escenario mundial; y las consecuencias son reales para millones de personas que viven sus vidas en los desgastados márgenes de la sociedad. Para ganar este debate, y convertir el apoyo público a favor de políticas más humanas en una realidad mundial, tenemos que replantearlo.