El fin del principio: El reconocimiento por la Asamblea General del derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible

Crédito: Alejandro Ospina

En octubre de 2021, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDH) aprobó una resolución para reconocer el derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible. El CDH invitó a la Asamblea General (AG) a examinar la cuestión, poniendo así en marcha el camino hacia el pleno reconocimiento de la ONU de este derecho universal. 

Aunque el reconocimiento del derecho por parte del CDH fue sin duda un logro histórico, quedaban dudas sobre cómo respondería la AG, espoleada por las abstenciones de India, Rusia, China y Japón y la oposición de Estados Unidos (que no era miembro del CDH en ese momento) y el Reino Unido (que votó a favor, pero expresó dudas significativas sobre el valor y la aplicabilidad del derecho). ¿Adoptaría la AG una resolución y, en caso afirmativo, qué votarían los países clave (incluidos los que no son miembros del CDH pero sí de la AG)? 

En realidad, nunca hubo muchas dudas de que los Estados miembros de la ONU votarían abrumadoramente a favor en caso de que el grupo central sobre derechos humanos y medio ambiente (Costa Rica, Maldivas, Marruecos, Eslovenia y Suiza) presentara un proyecto de texto en Nueva York. No obstante, hay varias cuestiones importantes que deben tenerse en cuenta. 

La mayoría de los debates de la ONU sobre la relación entre derechos humanos y medio ambiente de la última década habían tenido lugar en Ginebra, no en Nueva York; por consiguiente, los delegados de la sede de la ONU desconocían relativamente las cuestiones clave. Una segunda preocupación era el recuento de votos, ya que el reconocimiento de un derecho universal sólo tiene peso político real cuando recibe el apoyo abrumador de los Estados miembros de la ONU. Una tercera cuestión se refería a la forma que debía adoptar el reconocimiento de la AG: ¿debía ser una simple resolución que respaldara la Resolución 48/13 del CDH o un segundo texto sustantivo? 

A lo largo de los nueve meses transcurridos entre la adopción de la resolución por el CDH y su eventual aprobación por la AG, hubo un esfuerzo sostenido por parte de diversos interesados para sensibilizar sobre la cuestión en el Consejo de Derechos Humanos y sobre cómo debían proceder las delegaciones en Nueva York. La iniciativa incluyó un seminario de expertos organizado por el Grupo de Derechos Universales (URG), el PNUMA y el relator especial sobre derechos humanos y medio ambiente en colaboración con la Universidad de Nueva York. Otro evento, el Diálogo sobre Derechos Humanos de Glion 2022 (Glion VIII) sobre el derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible y su significado para los Estados, los titulares de derechos y la naturaleza, fue organizado por Suiza y Liechtenstein con el apoyo del URG. 

A medida que avanzaba el 76º periodo de sesiones, las peticiones de reconocimiento de la AG se hacían cada vez más fuertes. En julio, un grupo de relatores especiales instó a la AG a reconocer que vivir en un medio ambiente limpio, sano y sostenible es un derecho humano fundamental. A esta medida siguió un llamamiento a la acción de la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Anderson, "a la luz de la triple crisis planetaria que amenaza a las generaciones presentes y futuras y socava casi todos los demás derechos reconocidos". 

 

La Asamblea General de la ONU adopta la resolución

El 28 de julio de 2022, Costa Rica presentó, en nombre del grupo central, un proyecto de resolución de la AG titulado "El derecho humano a un medio ambiente limpio, sano y sostenible", copatrocinado por más de 100 Estados. Tras señalar que las peticiones de reconocimiento de este derecho a nivel internacional se habían intensificado en los últimos años, el representante de Costa Rica subrayó la urgente necesidad de que la comunidad internacional respondiera. Sin embargo, antes de votar el texto, varias delegaciones (por ejemplo, Pakistán y Rusia) subrayaron que la resolución representaría una declaración política más que el reconocimiento legal del derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible. En relación con esto, señalaron que no existe un entendimiento internacional compartido en cuanto al contenido y alcance del derecho. 

Poco después, la resolución fue aprobada por votación registrada, con 161 votos a favor, ninguno en contra y ocho abstenciones. Los Estados miembros que se abstuvieron fueron China, Rusia, Siria, Irán, Bielorrusia, Etiopía, Camboya y Kirguistán. Posteriormente, un estado que se abstuvo, Kirguizistán, y dos estados que no votaron, San Cristóbal y Nieves y Seychelles, informaron a la secretaría de que habían tenido la intención de votar a favor. Curiosamente, India y Japón, que se habían abstenido durante la votación de la anterior resolución del CDH, se unieron a los que votaron a favor en la AG, aunque India se desmarcó de la disposición pertinente que reconoce el derecho a un medio ambiente sano. Estados Unidos, tras largas y prolongadas discusiones en Washington, votó a favor. Fue una primicia histórica para Estados Unidos: el primer derecho "nuevo" que apoyaba en la ONU en más de 50 años. 

A pesar de la abrumadora mayoría de votos a favor de la adopción de la resolución, varios Estados que la apoyaban añadieron importantes salvedades tras la votación. En primer lugar, Polonia, Noruega y Nueva Zelanda coincidieron con el comentario anterior de Pakistán de que la resolución es una "declaración política" y no una afirmación jurídica internacional del derecho. Partiendo de este punto, India aclaró que "las resoluciones de la Asamblea General no crean por sí mismas obligaciones vinculantes" y que "el reconocimiento de un nuevo derecho humano sólo puede producirse en el marco de un tratado o convención en el que los Estados Partes se comprometan explícitamente con ese nuevo derecho humano y asuman las obligaciones correspondientes".

Además, en una posición detallada que hizo pública posteriormente, Estados Unidos aclaró su postura de que "el derecho a un medio ambiente sano aún no se ha establecido como derecho internacional consuetudinario [y] no está previsto en el derecho de los tratados". El Reino Unido también declaró que sólo puede decirse que un derecho universal está debidamente reconocido tras las negociaciones intergubernamentales sobre un nuevo tratado, es decir, "la formación habitual del derecho internacional de los derechos humanos". Es importante destacar que Estados Unidos y Canadá se unieron al Reino Unido al expresar su voluntad de participar en negociaciones intergubernamentales para aclarar estas cuestiones. 

Se trata, sin duda, de importantes puntos de debate, ya que afectan a la esencia de la forma en que la ONU reconoce los "nuevos" derechos humanos universales. Es cierto que para que un derecho universal tenga un significado jurídico real, es necesario aclarar el alcance y el contenido de ese derecho y las correspondientes obligaciones de los Estados. Sin embargo, es un desafío a la lógica argumentar que los Estados podrían -o alguna vez podrían- lanzarse directamente a las negociaciones intergubernamentales sobre un nuevo instrumento de derechos humanos sin el paso previo del reconocimiento político. También es históricamente analfabeto, ya que casi todos los derechos protegidos por los instrumentos internacionales de derechos humanos fueron declarados políticamente por primera vez a través de la Declaración Universal de Derechos Humanos. 

Poco después de su adopción, el Secretario General de la ONU, António Guterres, acogió con satisfacción la resolución de la Asamblea General como un "acontecimiento histórico" que demuestra que los Estados miembros pueden unirse en la lucha colectiva contra la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. No obstante, advirtió de que la adopción de las resoluciones gemelas del CDH y la Asamblea General era "sólo el principio" e instó a los Estados a seguir trabajando "para que el derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible sea una realidad para todos, en todas partes".

Corrección: Este artículo se ha actualizado para reflejar la fecha correcta en que el Consejo de Derechos Humanos (CDH) aprobó una resolución para reconocer el derecho a un medio ambiente sano. Se adoptó en octubre de 2021.