Tres maneras en las que los grupos de derechos humanos pueden generar esperanza durante la covid-19

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Muchas voces están empezando a articular nuevas visiones de cómo se vería el mundo después de la pandemia de la covid-19. Pero si no se articulan en una historia evocadora, el miedo, la pena y el trauma que queden cuando se termine esta crisis reciente puede volver a conducirnos en la dirección equivocada. Para preparar la construcción de un mundo mejor después de la pandemia, debemos responder a este momento con determinación, coraje y confianza, así como con humor, alegría y, sobre todo, esperanza.

Los populistas prosperan en tiempos de crisis, y el miedo, la pena y la ansiedad causada por este momento puede ser un gran combustible para los líderes autoritarios. ¿Cómo pueden los grupos de derechos humanos ayudar a que las personas vean este momento no como uno lleno de pérdidas y miedo sino uno al que recordemos con orgullo por la forma en la que nos unimos a superarlo como comunidades conectadas y de cuidado?

Los actores de los derechos humanos a menudo se enfocan en reaccionar a los daños y problemas, pero las personas también necesitan algo en qué creer: una visión de cómo podrían ser las cosas y una idea de cómo llegar allí. En este momento debemos estar construyendo esa visión y contando esa historia, incluso mientras respondemos a las necesidades inmediatas de nuestras comunidades.

Aquí hablamos de tres simples pasos que los grupos de derechos humanos pueden tomar para contar su propia historia en sus respuestas a la pandemia, y ante cualquier intento populista de aprovecharse de ella. Esta guía se inspira y fue producida como parte del trabajo de JustLabs y el Fund for Global Human Rights (FGHR) con grupos alrededor del mundo que desarrollan narrativas de derechos humanos como respuesta a los desafíos populistas.

 

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Hablar de comunidades, no de crisis

Todavía estamos escribiendo la historia de este momento; todavía podemos centrarnos en los héroes, las políticas y los valores que muestren la resiliencia de nuestra unión.

Hay muchas razones para ver este momento como una crisis, pero sabemos (gracias a desplomes financieros, desastres naturales y ataques terroristas del pasado) que el miedo puede infectar nuestra vida pública, así como las discusiones y relaciones con los demás. Las crisis alimentan al populismo. Los mensajes que refuerzan la crisis pueden ser contraproducentes.

Un texto de 2019 acerca de cómo contrarrestar las narrativas populistas, publicado por JustLabs y FGHR, dice que estas prosperan por medio de su uso de la crisis, la controversia y el conflicto. Una historia de crisis, como “en los momentos de desesperación se requieren medidas drásticas”, le ayuda a los políticos que quieren disminuir los derechos humanos y amasar más poder, como lo hemos visto en Hungría, Togo, las Filipinas y en otros lugares.

“En momentos de crisis se establecen nuevas narrativas, nuevas políticas y nuevos comportamientos sociales”.

- Anat Shenker-Osorio,
experta en comunicaciones

Ese texto propone una narrativa diferente para los grupos de derechos humanos: una que se enfoque en la cooperación, la cultura y la comunidad. Sin importar lo que ocurra en los meses venideros, las personas van a estar ansiosas y con incertidumbre. Para contrarrestar este miedo instintivo, el movimiento de derechos humanos debe ayudar a que las sociedades encuentren ese sentimiento de agencia y pertenencia a través de acciones comunitarias y colectivas. Al hacerlo, puede generar un mapa para un futuro más seguro y empático.

 

El desafío

¿Cómo pueden los valores de los derechos humanos ayudar a que las personas sientan más esperanza, aserción y orgullo y menos ansiedad, inseguridad y miedo?

¿Cómo pueden los grupos de derechos humanos empoderar a las personas que viven en una cuarentena para que actúen con base en esos valores?

 

 

Nuestra respuesta:

Este es un momento de transformación. Puede mostrar el fracaso de los líderes populistas en mejorar la sociedad, pero también puede fácilmente convertirse en un momento como el 11 de septiembre que desencadene una ola de miedo que conlleve a una respuesta negativa hacia los derechos humanos.

Esto dependerá sobre todo de cómo se cuente la historia de este momento: uno de miedo y ansiedad donde nos confrontamos con nuestra propia vulnerabilidad, o uno de inspiración y orgullo por la forma en la que las personas se unieron para sobrellevar una experiencia colectiva difícil.

Aunque la ansiedad es una emoción dominante en las conversaciones en torno a la pandemia, también hay gratitud ante los actos de bondad y apoyo, un deseo por solucionar e involucrarse, y una necesidad de tener historias llenas de humor y alegría que nos ayuden a sobrellevar esta situación colectiva.

Prominencia de la mortalidad

Recordarles a las personas acerca de su mortalidad hace que se refuercen las creencias existentes en su identidad y visiones de mundo; es una tendencia conocida como la “prominencia de la mortalidad”. Los mensajes que desencadenan esta ansiedad llegan directo a las manos de los líderes carismáticos, que señalan a alguien como culpable de la inseguridad de las personas. Los grupos de derechos humanos deben contar una historia distinta. 

 

Acción:

Para evitar la palabra “crisis”, hablen de un momento que estamos viviendo juntos.

El lenguaje de la guerra y la crisis sugiere que necesitamos líderes fuertes que tomen las decisiones desde arriba, pero el economista Amartya Sen ha señalado que una mejor respuesta serían la gobernanza participativa, la discusión pública y la escucha en alerta de parte de los líderes.

En lugar de ello, los grupos de derechos humanos pueden elegir usar un lenguaje que les ayude a las personas a recordar este momento con orgullo, como uno en el que nos unimos a pesar de la diferencia para superar desafíos comunes. Recordarles a las personas que esta es una experiencia colectiva puede calmarlas y reforzar un sentido de humanidad compartida. La ONG Liberties recomienda que se hable más en términos de travesías, para las cuales los derechos humanos son una herramienta que nos ayuda a navegarlas.

 

Ejemplo:

Rutger Bregman señala que mientras en Wuhan las personas se alentaron entre sí con palabras como “jiayou” (“no te rindas”), en Italia los niños escribieron “andrà tutto bene” (“todo va a estar bien”) en las calles y muros. Este último tipo de mensajes hace parte del antídoto al populismo, pues crea calma y unidad que inocula a las sociedades contra el miedo que busca la necesidad de tener chivos expiatorios.

 

—Lo que leemos en psicología—

 

2

Enfocarse en la acción colectiva

Este momento nos muestra cuán interconectado está el bienestar de todas las personas y nos brinda una oportunidad única para cultivar la compasión e inspirar acciones para tener economías y sociedades que prioricen el bienestar humano.

Los defensores de los derechos humanos deben enfocarse en mostrar cómo podemos superar esto juntos, si actuamos unidos. Este es un momento de experiencia colectiva; todos estamos sobrellevándolo juntos. Muchos de nosotros estamos en cuarentena, pero estamos solos, unidos.

 

El desafío

• ¿Cómo puede una visión de mundo de derechos humanos ayudar a que las personas le den sentido a lo que está pasando?

• ¿Cómo pueden los grupos de derechos humanos mostrar cómo deberían estar actuando los gobiernos?

 

Our take:

El papel del gobierno es el de cuidar al pueblo. Ese mensaje puede perderse en las acciones de “exposición” (name and shame) los abusos y fracasos de los gobiernos. Una estrategia de echar culpas puede no llegar a ningún lado cuando las audiencias están encerradas en la cuarentena y desesperadas por hacer algo.

Como lo advierte el Framework Institute: “Cuando las personas ven a los gobiernos como inútiles o corruptos, esto perpetúa la inacción y conlleva a una falta de compromiso”. Ellos recomiendan pedirle al gobierno que use “las mejores herramientas que tiene la humanidad para reconstruir nuestras sociedades” y que ayude a los ciudadanos a enfocarse en qué acciones específicas podemos esperar de parte de los líderes e instituciones y agencias públicas.

Los grupos de derechos humanos deben pensar en cómo nos ayudan los valores de los derechos humanos a entender lo que está pasando y cómo podemos responder de mejor manera. En lugar de alimentar un sentimiento de desesperanza en medio del caos, ¿cómo podemos hablar de los valores de las personas y apuntarlos hacia soluciones y acciones para el bien común?

 

Acción:

No personalizar sino colectivizar. Celebren los momentos de comunidad para canalizar los sentimientos de pertenencia en acciones colectivas sostenidas.

Decirles a las personas que no salgan para evitar el daño no es tan efectivo como pedirles que se #quedenencasa para ayudar a otros, por el bien común.

Aunque queremos resaltar las dificultades de los más vulnerables, las nuevas guías de mensaje de Liberties nos advierten que debemos comenzar con los valores compartidos que nos unen a todos, en vez de hablar de un “ellos” diferenciado, lo cual “hace que los problemas que ellos enfrentan sean suyos, no nuestros”.

De forma similar, la crítica a los gobiernos, sin establecer una ruta de acción alternativa, tiene el riesgo de hacer que los derechos humanos sean vistos como un obstáculo a la respuesta ante el coronavirus, aunque en realidad sean un mapa de ruta. Podemos resaltar las soluciones que deberían estar tomando los gobiernos, tanto en el corto como en el largo plazo, con un enfoque en su deber de cuidar al pueblo, especialmente a los más vulnerables.

Cuando los líderes utilizan este momento para intentar limitar los derechos humanos o amasar más poder, debemos sostener los ejemplos de acción colectiva para mostrar que la mejor respuesta es trabajar juntos, no separados.

Contar historias de cuidado y solidaridad hoy en día es útil para ayudar a movilizar acciones en torno a estos valores, que apunten a mejores soluciones y que aseguren que podamos recordar este momento con orgullo, gratitud y pertenencia.

 

Ejemplo

La gente alrededor del mundo está mostrando altos niveles de solidaridad y unión, desde los cantos de los balcones hasta la organización creativa y movilización para apoyar a las personas en situaciones de vulnerabilidad. Desde India hasta Argentina y Honduras, las comunidades están organizando sus propias cocinas comunitarias para combatir la inseguridad alimentaria. Un proveedor de servicios sociales ubicado en Kenia está creando estaciones de lavado de manos para distribuir información y gel antibacterial.

Los grupos de derechos humanos pueden elevar historias como estas para hacer que los valores que representan sean más importantes en la forma en la que pensamos, y recordemos, cómo nuestras sociedades (¡y sociedades civiles!) respondieron a la pandemia.

 

—Lo que estamos leyendo acerca de la teoría de marcos—

 

3

Comenzar hoy a contar una historia segura del mañana

Este momento nos recuerda que pueden encontrarse los recursos para los grandes cambios donde haya voluntad política. Pensadores influyentes como Arundhati Roy o Yuval Harari nos han instado a adoptar un pensamiento audaz acerca del futuro pospandémico.

Pero incluso antes del brote de la pandemia, muchas de las estrategias e instituciones tradicionales del movimiento de derechos humanos estaban luchando por involucrar a las personas como sí lo logran los populistas. Ahora, mientras que las personas en todo el mundo viven en cuarentena, es más importante que nunca repensar cómo el hacer parte del movimiento de derechos humanos puede empoderar a las personas a llevar a cabo actos de solidaridad global y contribuir al cambio global.

Esto también significa articular con seguridad cómo se siente vivir en la sociedad que respeta los derechos hacia la cual estamos trabajando.

 

El desafío:

• ¿Cómo pueden las acciones de derechos humanos empoderar y darles agencia a las personas que están en cuarentena?

• ¿Cómo explica una aproximación basada en derechos las decisiones que permitieron que ocurriera la pandemia? ¿Cómo nos puede ayudar a pensar en un futuro donde estemos mejor preparados para superar un evento como este?

 

Our take:

Este momento puede desencadenar una innovación transformativa de los derechos humanos que debió ocurrir hace mucho. Podemos comenzar al intentar articular cómo se ve el mundo que estamos intentando construir y qué acciones hoy en día ya muestran cómo se ve ese cambio.

“Una pandemia revela cuán completamente humanos somos en realidad. Como una comunidad comprometida con el cambio, nuestro papel es encontrar a las personas en ese lugar de humanidad, escucharlas y mostrarles que hay otras formas de ver nuestro mundo”.

Narrative Initiative

Como lo dice el texto de Sé la narrativa de JustLabs y FGHR, nuestras acciones deben reflejar la narrativa, así como el cambio real, que queremos ver en el mundo. Ese texto termina con un llamado a “ponerle lo humano a los derechos humanos”.

Los grupos de derechos humanos deben estar hablando de estos derechos como algo que todos podemos hacer, en vez de algo que los gobiernos nos quitan. Si los derechos humanos son una herramienta, ¿cómo pueden las personas en cuarentena obtener agencia al usar esa herramienta para comenzar a tomar pasos hacia esas nuevas visiones innovadoras?

 

Acción:

Reenmarquen las críticas que tienen hoy en día como aspiraciones para alcanzar juntos en el futuro. Intenten completar la frase: “En el futuro…”:

  • En el futuro, al poner la solidaridad y la fuerza en la unión como la base de nuestros sistemas, nuestros líderes podrán reconstruir lo que nos falta ahora: la habilidad colectiva de mantener una sociedad saludable, en sentido literal y figurado.

  • En el futuro, las sociedades más amables y empáticas nos pueden ayudar a estar mejor preparados para las pandemias, las noticias falsas, el crimen virtual, el cambio climático y los nuevos problemas complejos, globales y sin precedentes que pueden surgir.

Este tipo de mensajes van a comenzar a construir apoyo desde ya para cambios futuros, por medio de la construcción de una visión de mundo de derechos humanos basada en la importancia de cuidarnos y tratarnos bien los unos a otros. En lugar de aceptar el supuesto falso de que la fuerza de una sociedad proviene de su poderío militar y de las fronteras fuertes, podemos mostrar cómo nos ayuda a todos la solidaridad: más hogares, más hospitales, más escuelas.

Intenten encontrar historias que estén ocurriendo ahora que ilustren estos mensajes y reflejen cómo ya están surgiendo las herramientas, tecnologías y visiones de mundo necesarias a través de las redes locales y globales de colaboración y apoyo. Ahora más que nunca es el momento de conectarse con estas redes y aumentar las voces desde abajo, las ideas distintas de poder y las visiones de futuros alternativos.

 

Example:

Promuevan constantemente el valor del cuidado. Celebren a los líderes que demuestren la efectividad de una respuesta a la pandemia construida con base en el cuidado y la empatía, como la de la primera ministra Jacinta Ardern en Nueva Zelanda. Busquen historias, como esta imagen de un avión militar transformado para atender a los enfermos, que muestren cómo se ve una nueva imagen de una sociedad segura y fuerte, basada en la capacidad de cuidarse mutuamente.

 

 

Para ayudar a darle vida a estos mensajes, nosotros, como organizaciones, activistas, practicantes y financiadoras, debemos explorar nuevas formas de conectarnos con nuestras comunidades y con los demás. Respuestas como el proyecto Free the Vaccine for COVID-19 inspiran a pensar cómo podría ser la sociedad civil: anticipa desafíos futuros y adapta su modelo organizacional a nuestra realidad actual, y apalanca la energía colectiva del momento a través de nuevas plataformas para comenzar a construir soluciones locales de manera global.

 

—Lo que estamos leyendo para imaginar futuros distintos—

 

Ahora compartan sus pensamientos e historias

¿Tienen algún ejemplo de cómo ustedes o su organización están usando la esperanza e innovación para responder a la pandemia? ¿Preguntas acerca de los desafíos que están enfrentando o el marco de un mensaje?

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