En la última década, se ha prestado cada vez más atención a la práctica social de los derechos humanos. Un ejemplo reciente de lo anterior es una coalición contra la trata de personas llamada Abolition Ohio: una iniciativa que busca reunir a muchas clases distintas de actores de derechos humanos para lograr cambios reales en el mundo. Trabaja principalmente en el suroeste de Ohio, EE. UU., y en menor grado, en todo el estado y el país.
Casi todos los actores que participan en la coalición están dedicados a la misma misión: despertar la conciencia de la sociedad para que actúe en contra de todo tipo de trata y esclavitud. Pero parten de perspectivas y motivaciones completamente distintas. Muy pocas personas en EE. UU. piensan que nuestros problemas sociales son cuestiones de “derechos humanos”, o siquiera están bien informadas sobre los derechos humanos en general. Hay más de 1.5 millones de organizaciones sin fines de lucro en EE. UU.; sin embargo, menos de 10,000 de ellas se centran explícitamente en los derechos humanos. La US Human Rights Network (Red Estadounidense de Derechos Humanos) solo cuenta con 228 organizaciones miembros, mientras que el National Center for Charitable Statistics (NCCS) (Centro Nacional de Estadísticas Benéficas) del Urban Institute tiene una categoría de derechos humanos internacionales, pero no de derechos humanos a nivel nacional. El término “derechos humanos” no se menciona en ninguna parte de su lista de 26 tipos de organizaciones de la categoría “Derechos civiles, promoción y acción social”. En mis casi dos décadas de enseñanza y organización comunitaria, he observado que el estadounidense promedio probablemente diría que en su país hay violaciones de los derechos civiles, delitos contra los niños, sexismo y racismo, desigualdad, corrupción, brutalidad policiaca, falta de acceso a la atención médica, violencia doméstica, encarcelamiento masivo, falta de vivienda, y más; pero no violaciones de derechos humanos. Si bien la mayoría de los estadounidenses apoyan los ideales de los derechos humanos, hay muy poca conciencia del lenguaje, los principios o los documentos de derechos humanos. Los académicos han encontrado un uso menor de los encuadres de derechos humanos entre los profesionales estadounidenses que entre sus homólogos europeos. Por el contrario, las personas que trabajan para reparar los agravios sociales en EE. UU. a menudo lo hacen a partir de perspectivas morales, religiosas, humanitarias, de beneficencia o de justicia social. Sin embargo, enfrentar estos problemas utilizando un enfoque que se base explícitamente en los derechos humanos ofrece numerosos beneficios morales, legales e instrumentales. Esta clase de enfoque proporciona responsabilidades legales claramente definidas y puede conducir a una mejor comprensión de causas y efectos estructurales más amplios.
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Promoting and publicizing this rhetoric will educate the public about human rights to make the concept much more accessible and acceptable, and can increase engagement—especially here in the US.
Plantear estos problemas como cuestiones de derechos humanos puede resultar complicado en la práctica, por motivos ideológicos, culturales y prácticos. Entre el público estadounidense, existe una desconfianza intrínseca del gobierno y otras instituciones. También existe un temor profundamente arraigado a la ONU y a otras organizaciones internacionales, aunque durante la última década el apoyo de Estados Unidos a la ONU ha aumentado de forma constante. En la práctica, resulta muy complicado que un abogado sobrecargado de trabajo de una organización de asistencia legal esgrima un argumento de derechos humanos (por ejemplo, que vincule un caso rutinario de discriminación en materia de vivienda con la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial): no cuentan con el tiempo, los conocimientos ni los recursos para hacerlo.
Si bien es indudablemente difícil adoptar un enfoque que se base por completo en los derechos humanos en diferentes áreas temáticas, y la eficacia de incluso intentarlo sigue siendo incierta, tal vez necesitamos algo más modesto: la difusión de la retórica de los derechos humanos en diversas áreas temáticas. Esto podría consistir en adoptar un enfoque de “derechos humanos light” en lugar de un enfoque de derechos humanos pleno e integral. La retórica de los derechos humanos puede servir como un lenguaje común para los activistas de distintos orígenes y entornos y la apariencia del discurso de derechos humanos puede atraer la atención de activistas de distintas áreas temáticas. Puede generar más conciencia, colaboración y sinergia. Puede aumentar la diversidad de los actores involucrados en los temas (en cuestión de etnicidad, ideología, profesión y características socioeconómicas) y ampliar las redes para incluir aliados no tradicionales. Por ejemplo, nuestra coalición contra la trata de personas incluye: proveedores de servicios sociales; proveedores de atención médica; funcionarios públicos a nivel local, estatal y federal; organizaciones no gubernamentales; organizaciones religiosas; organismos de asistencia legal; organismos policiales a nivel local, estatal y federal; colegios y universidades; escuelas primarias y secundarias, e individuos interesados. La coalición une muchas áreas temáticas: inmigración, refugiados, violencia doméstica, racismo, falta de vivienda, pobreza, crisis de opiáceos, salud pública, educación, delincuencia y trata de personas; todo bajo la bandera de los derechos humanos.
Hay una variedad infinita de actores que trabajan por el bien común. Sin un elemento unificador, como los derechos humanos, estos activistas y organizaciones suelen trabajar aislados, ignorando que su trabajo es naturalmente complementario. Hemos utilizado la retórica de los derechos humanos para derribar los muros que separan a los activistas que trabajan en materia de derechos civiles, comercio justo y trata de personas. En un reciente evento educativo comunitario, colaboramos en estas áreas temáticas para organizar un exitoso evento contra la trata de personas. La amplia interpretación de los derechos humanos en nuestro plantel ha fomentado la colaboración de una diversidad de estudiantes, miembros del personal y del cuerpo docente para mejorar nuestras prácticas operativas.Si bien nuestra misión principal es prevenir la trata de personas, uno de los objetivos clave es ampliar el “espacio temático” de los derechos humanos en EE. UU., para crear un movimiento mucho más incluyente. Promover y difundir esta retórica educará al público sobre los derechos humanos para que el concepto sea mucho más accesible y aceptable, y puede aumentar la participación, especialmente en EE. UU. Es importante incluir la educación básica sobre los derechos humanos como parte de cualquier campaña de educación y sensibilización sobre problemas relacionados.
"Al no utilizar un lenguaje de derechos humanos explícito se pierden oportunidades para unir movimientos y activistas."
Al no utilizar un lenguaje de derechos humanos explícito se pierden oportunidades para unir movimientos y activistas. Este es su poder, aunque solo se trate de retórica. Citando a Michael Ignatieff: “Es necesario que dejemos de pensar en los derechos humanos como bazas y comencemos a pensar en ellos como un lenguaje que establece las bases para la deliberación... el vocabulario compartido del que pueden partir nuestros argumentos y el mínimo humano necesario para arraigar ideas diferentes de la prosperidad humana”.
Nuestro ideal puede consistir en lograr un enfoque sólido basado en los derechos humanos en todas las áreas temáticas relacionadas con estos derechos, pero la búsqueda de ese objetivo no puede ser el primer paso. Asimismo, la dificultad de alcanzar el ideal tampoco debe impedirnos intentar algo menos ideal pero aún poderoso. Utilizar una retórica superficial de derechos humanos en distintas áreas temáticas no significa empobrecer intelectualmente o simplificar en exceso un concepto legal complicado; por el contrario, ayudará a unir un gran número de campañas, organizaciones, redes y activistas diversos. Ampliará las filas de los profesionales de derechos humanos para incluir a millones de trabajadores sociales, abogados, activistas, educadores y otros más. Y, en solidaridad, podrán lograr mucho más para aliviar el sufrimiento humano.