Combatiendo la reacción en contra del feminismo en Bulgaria

EFE/Vassil Donev

En Bulgaria, la promoción de la igualdad de género se ha vuelto un tema polémico, especialmente para los dirigentes políticos y otras figuras públicas influyentes.


En Bulgaria, el feminismo se ha convertido en una mala palabra. En su pasado comunista, Bulgaria tenía actitudes y políticas bastante abiertas a los derechos de las mujeres, pero a pesar de pertenecer a la Unión Europea, el contexto ha cambiado en los últimos años. Actualmente, hay una reacción generalizada en contra del feminismo y los derechos de las mujeres en muchos niveles. La promoción de la igualdad de género se ha vuelto un tema polémico, especialmente para los dirigentes políticos y otras figuras públicas influyentes, como la Iglesia Ortodoxa de Bulgaria. También se debaten los derechos LGBTQ, presentados a menudo como un concepto extranjero, importado de Occidente, que es “demasiado liberal” y no es innato de la sociedad búlgara. De hecho, muchos padres consideran que la educación sexual y de género en las escuelas es un tema tabú. Y el discurso antiaborto podría ser una amenaza real para los derechos reproductivos de las mujeres en el futuro cercano.

Estas percepciones contribuyen a crear un clima en el que se ve con hostilidad y sospecha a toda organización y persona que parezca defender valores feministas. Ahora más que nunca necesitamos activistas feministas y de derechos de las mujeres para combatir esta reacción negativa. Sin embargo, los “temas de mujeres” no se priorizan a nivel de la sociedad, por lo que resulta muy difícil recaudar fondos. El poco financiamiento que existe se destina a los proveedores de servicios o a las sobrevivientes de la violencia de género.

"En su pasado comunista, Bulgaria tenía actitudes y políticas bastante abiertas a los derechos de las mujeres, pero a pesar de pertenecer a la Unión Europea, el contexto ha cambiado en los últimos años". 

Un factor adicional que agrava el problema es que parte del trabajo más crítico en cuestión de derechos de las mujeres en Bulgaria concierne a las comunidades romaníes. Los romaníes representan aproximadamente el 10% de la población, muchas mujeres romaníes son madres jóvenes y la comunidad tiene un mayor riesgo de violencia intrafamiliar y de muerte durante el embarazo o el parto. Pero debido al estigma general en Bulgaria —y de hecho en gran parte de Europa— contra los romaníes, es difícil obtener financiamiento local para ayudarlos. Entonces, ¿cómo pueden responder las organizaciones de mujeres en este clima político?

En primer lugar, recaudar fondos locales es fundamental para combatir el entorno hostil en el que trabajamos actualmente —tanto para financiar campañas como para movilizar a la población local— y sabíamos que esto requeriría valor y creatividad. El Bulgarian Fund for Women (BFW) se inauguró en 2004, durante el proceso de ingreso a la Unión Europea. El objetivo original era satisfacer la enorme necesidad de proporcionar recursos para el trabajo por los derechos de las mujeres, particularmente en comunidades marginadas, y ejercer presión contra el clima político cada vez más hostil para las mujeres y la situación general de los derechos humanos en Bulgaria. Durante el proceso de integración a la UE, el financiamiento de varios donantes extranjeros disminuyó considerablemente, mientras aumentaba la necesidad de financiar el trabajo por los derechos de las mujeres. En la actualidad, nuestro fondo es el único donante del país que ofrece financiamiento y otros tipos de apoyo, como formación para desarrollar capacidades, exclusivamente a organizaciones que promueven el avance de los derechos de las mujeres y trabajan para lograr la igualdad de género. En el periodo de un año (de julio de 2016 a julio de 2017), el fondo otorgó 36 subvenciones, el 80 % de ellas en apoyo de OSC fuera de la capital, Sofía. De acuerdo con el Informe de impactos de Prospera (2011-2015), el Bulgarian Fund for Women creció un 141 % durante el periodo, con un crecimiento anual promedio del 70 %. Desde 2015, el equipo de BFW ha tratado de aumentar el presupuesto de la organización a $50,000 USD por año, a partir de fuentes locales e internacionales.

Sin embargo, la movilización de recursos tan solo es una pequeña parte de la cuestión. En este tipo de entorno, también es esencial crear una base de apoyo local y cambiar el discurso en torno de los derechos de las mujeres. Para nuestra primera campaña de concientización, BFW se asoció con una agencia de relaciones públicas para cambiar el discurso sobre la violencia contra las mujeres. El video resultante transformó el discurso; de centrarse en las mujeres como víctimas pasó a centrarse en el papel de los hombres como perpetradores de la violencia: se cambió de “una de cada cuatro mujeres es una víctima” a “uno de cada cuatro hombres es un perpetrador”. Aunque el mensaje podía causar controversia —dada la falta de datos estadísticos y que la violencia intrafamiliar es un tema incendiario en Bulgaria—, se lanzó la campaña con portavoces influyentes, incluida una premier oficial en el parlamento búlgaro con el apoyo del presidente del parlamento, así como la embajadora británica en Bulgaria. Esto ayudó a asegurar un amplio apoyo para la campaña y una gran cantidad de atención positiva de los medios. 

También hemos estado probando nuevas estrategias creativas con el sector empresarial y sus programas de responsabilidad social de las empresas (RSE). Una de esas campañas fue con Volkswagen-Bulgaria, a quien presentamos una propuesta de proyecto para combatir el estereotipo de que las mujeres son malas conductoras. Esta campaña también abordó algunos problemas de seguridad que enfrentan las mujeres en taxis y otros medios de transporte público al crear un grupo de choferes de sexo femenino: el 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer), Volkswagen organizó de 8 a 10 autos con mujeres taxistas que ofrecían viajes gratuitos a las clientas. De nuevo, a pesar de que la violencia contra las mujeres en el transporte público en Bulgaria es un tema “tabú”, cientos de clientas utilizaron el servicio y este obtuvo una cobertura mediática considerable. Si bien el mensaje de “cultura popular” era que las mujeres son buenas conductoras, la campaña aumentó la conciencia sobre BFW y los derechos de las mujeres, y logramos entablar discusiones sobre la desigualdad.

Lo que estamos aprendiendo a través de este proceso es la importancia de crear un movimiento a la vez que recaudamos fondos, y esto requiere formar nuevas colaboraciones y salvar las distancias entre regiones y áreas temáticas. Una parte de esta estrategia es nuestro seminario “Feminist Boot Camp” (Campamento de Entrenamiento Feminista), que comenzamos hace dos años en asociación con el fondo de mujeres alemán filia die frauenstiftung. En el transcurso de una semana, compartimos conocimientos teóricos y prácticos sobre feminismo con 12 representantes de OSC, que incluyeron cómo reconocer y combatir la discriminación de género, cómo redactar un proyecto, cómo recaudar fondos y cómo crear conciencia.

Esta fue la primera vez en que vimos organizaciones que cooperaban en lugar de competir por fondos, y esto se convirtió en una de nuestras lecciones aprendidas clave: si no cooperamos, no tendremos éxito. Reducir la brecha entre las zonas urbanas y rurales y llegar a todos los sectores no es opcional cuando se trabaja en un área tan hostil para los derechos de las mujeres: es fundamental para la supervivencia. Actualmente, nuestro “Feminist Boot Camp” cuenta con el apoyo del Fondo Global de Mujeres y pueden participar niñas y mujeres jóvenes de 18 a 30 años de edad que están interesadas en el feminismo y trabajan en el sector sin fines de lucro. Una vez que terminan el seminario, estas mujeres reciben becas para implementar sus ideas de proyectos para empoderar a las mujeres y niñas en todo el país.

Estos son solo tres ejemplos de cómo el movimiento de mujeres en Bulgaria está encontrando nuevas formas de luchar contra la reacción negativa —y los malentendidos— en torno a los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Pero todavía hay mucho trabajo por hacer para eliminar el estigma social con respecto al feminismo. Nuestras dos prioridades siguientes son: 1) invertir más en la creación de un movimiento de mujeres sostenible en Bulgaria y 2) aumentar las inversiones en monitoreo y evaluación, especialmente para reconocer y satisfacer las necesidades de las mujeres y las OSC dirigidas por mujeres. Queremos ayudar a otras organizaciones a obtener cobertura de los medios y desarrollar sus capacidades mediante la expansión de nuestro campamento de entrenamiento feminista y la concesión de subvenciones a campañas que sigan luchando en contra de la discriminación.

Una gran cantidad de activistas estamos combatiendo el estigma en Bulgaria; y seguiremos haciéndolo hasta el momento en que el feminismo y los derechos de las mujeres dejen de ser tabúes y de considerarse amenazas a la sociedad para convertirse en parte de la corriente principal, valorados como elementos esenciales para una sociedad inclusiva y justa.