Se publicó una versión más extensa de este artículo originalmente en el número 20 de la revista Sur, que puede encontrarse aquí, producida por Conectas.
Las organizaciones y los movimientos contemporáneos en favor de los derechos de las mujeres trabajan en un contexto desafiante en el que hay menos recursos, más riesgos y cada vez más violencia, desigualdad e incertidumbre ambiental. No obstante, muchas defensoras de los derechos de las mujeres exigen cambios estructurales, protegen a sus comunidades, se oponen a la violencia y defienden con firmeza los logros fundamentales. Pero la falta de acceso a recursos económicos adecuados sigue afectando la perdurabilidad de las organizaciones de derechos de las mujeres y su capacidad de protegerse a sí mismas.
La reciente investigación de AWID demuestra que es posible lograr enormes transformaciones cuando las organizaciones de mujeres reciben recursos considerables durante un periodo prolongado. Pero como sostiene Wanja Muguongo, el financiamiento y las relaciones entre las agrupaciones internacionales y las locales deben ser coherentes. Actualmente hay varias tendencias que dan forma al trabajo en cuestión de derechos de las mujeres y que influyen sobre estas relaciones.
En primer lugar, el actual paradigma económico de crecimiento, privatización y desarrollo con base en el mercado a menudo aumenta los costos de los servicios básicos. Además, se sigue explotando el trabajo no remunerado de las mujeres, tanto para la subsistencia doméstica como en la producción sin salario en el hogar.
En segundo lugar, el complejo proceso de desarrollo y negociación de los nuevos “Objetivos de Desarrollo Sostenible” (ODS), que culminará en septiembre de este año, ha evidenciado los desafíos que enfrentarán las organizaciones y los movimientos de derechos de las mujeres en los próximos años para defender lo que se ha logrado, evitar retrocesos e incorporar nuevas ideas y propuestas en la agenda.
'Invertir en las mujeres y las niñas' se ha proclamado como una nueva estrategia clave de varios actores como el Banco Mundial, Newsweek y Walmart.
En tercer lugar, el sector privado se está convirtiendo en un actor central para las áreas de desarrollo y filantropía, gracias a que ha aumentado el financiamiento de parte de nuevos actores del sector privado para las mujeres y las niñas, a menudo instrumentalizando sus contribuciones al crecimiento económico. “Invertir en las mujeres y las niñas” se ha proclamado como una nueva estrategia clave de varios actores como el Banco Mundial, Newsweek y Walmart; pero esta retórica no se ha traducido necesariamente en recursos reales para los derechos de las mujeres.
El reciente estudio de AWID que analizó 170 diferentes iniciativas de cooperación enfocadas en las mujeres y las niñas encontró que 143 de ellas dedicaban en conjunto 14.6 mil millones de dólares estadounidenses. De las 170 iniciativas que apoyan a las mujeres y las niñas, el 27 % afirmó que se relacionaba con las organizaciones de mujeres como “aliadas”, pero solamente el 9 % las financiaba directamente. Esta investigación muestra un panorama complejo de actores y recursos nuevos para las mujeres y las niñas que elude las categorizaciones simplistas y acarrea nuevas oportunidades y desafíos.
En cuarto lugar, los movimientos religiosos fundamentalistas siguen obteniendo poder. La creciente violencia de los actores estatales y no estatales contra la población general, y particularmente contra los activistas y los movimientos sociales, debilita y desafía considerablemente a la democracia, la paz y los derechos humanos. En muchas regiones, esto está relacionado directamente con la influencia cada vez mayor del fundamentalismo, con el uso de argumentos basados en la religión (así como la cultura, la tradición y el nacionalismo) para violar y negar los derechos de las mujeres, la población LGBTQI y las minorías religiosas, étnicas y culturales. Los fundamentalistas y sus partidarios también han estado promoviendo con éxito argumentos basados en el relativismo cultural en varios procesos multilaterales, más recientemente en la 59a sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU celebrada en marzo de 2015.
Y por último, la violencia contra las mujeres defensoras de derechos humanos (MDDH) sigue creciendo. Este aumento en la cantidad y la severidad de los ataques contra MDDH realizados por actores estatales y no estatales ha tenido impactos graves en la perdurabilidad de los movimientos por los derechos de las mujeres. En los últimos años, se han realizado importantes avances en el reconocimiento de las MDDH y la violencia que enfrentan debido a su papel en la defensa de los derechos de las mujeres, el medio ambiente y sus comunidades.
Demotix/Chedly Ben Ibrahim (All rights reserved)
Tunisian women protest the conviction of activists from the rights group FEMEN. Women's rights advocates face growing risks when disseminating their message.
Ante este panorama de menos recursos y más riesgos, las organizaciones a favor de las mujeres aún no logran unirse en los sentidos más estratégicos. Una medida crucial que deben tomar las organizaciones internacionales es fortalecer y apoyar los movimientos locales de mujeres para que puedan ser más eficaces en su trabajo y sus luchas en todos los distintos niveles. AWID hace esto de diversas maneras. Reúne a organizaciones y activistas de diferentes movimientos sociales y diferentes niveles de organización (locales y globales). AWID da énfasis particular a la importancia de explorar nuevas formas de colaboración, para tender puentes entre nuestros distintos temas, sectores, bases de apoyo y movimientos. Un ejemplo de lo anterior es el próximo Foro de AWID sobre Futuros feministas: la construcción del poder colectivo en favor de los derechos y la justicia que se llevará a cabo del 5 al 8 de mayo de 2016 en Brasil.
Otro tema crítico para la organización en favor de los derechos de las mujeres es la facilitación de espacios constructivos para que diversas organizaciones de derechos de las mujeres y otras OSC puedan fortalecer sus vínculos y reunir grupos que aún no encuentran puntos en común Por ejemplo, a través de nuestro programa de Activistas Jóvenes Feministas (YFA, por sus siglas en inglés), AWID conecta a nuestras integrantes feministas jóvenes con otras jóvenes de todo el mundo, para crear conciencia sobre sus distintas formas de organización y facilitar un compromiso significativo con acontecimientos y procesos internacionales fundamentales.
Por supuesto que reunir grupos diversos y a veces fragmentados en procesos de colaboración implica desafíos. Más allá del hecho de que los grupos diversos vienen con ideas diversas, hay desafíos para fomentar una corresponsabilidad entre aliados, particularmente debido a las diferencias de postura y de recursos entre las organizaciones feministas y otras organizaciones de la sociedad civil. Damos atención y cuidado constantes a estas posibles tensiones y al aprendizaje y la mejora continuos con respecto a cómo creamos procesos colectivos que avancen nuestros objetivos y fortalezcan nuestros movimientos.
Además, hemos descubierto que la complejidad del contexto y la urgencia de superar metas y opiniones divisorias entre los movimientos sociales nos exigen encontrar los puntos en los que las identidades, los temas y las geografías pueden entrecruzarse y coincidir. Aprender más sobre cómo trabajar en este sentido será provechoso para cualquier relación de colaboración similar.
También es importante que las defensoras de los derechos de las mujeres se involucren en actividades de incidencia política al desarrollar posturas conjuntas con sus aliados. Creemos que las organizaciones en favor de los derechos de las mujeres deben conocer mejor y tener más voz en la formulación de políticas para el desarrollo para garantizar que respondan a sus necesidades, derechos y realidades; los recursos asignados en nombre de las mujeres y las niñas deben llegar a esos grupos.
El enfoque de colaboración con nuestros miembros y las bases de apoyo más amplias está en el corazón de nuestro trabajo y refleja nuestra confianza en el poder que tienen los movimientos para crear un impulso para el cambio. Para lograr cambios profundos y perdurables en los derechos de las mujeres se requieren la acción y el poder colectivo de las mujeres. Con ese fin, es esencial apoyar y fortalecer los distintos movimientos en favor de sus derechos.