La enseñanza de los derechos humanos en la actualidad es muy diferente de lo que fue en el pasado. La publicación de un libro de texto en línea de acceso abierto brinda la oportunidad de responder a algunos de los muchos retos que supone captar la complejidad y diversidad de un campo en constante cambio.
Para empezar, la propia noción de «enseñanza» debe matizarse para dar cabida a la naturaleza dialógica de la empresa. Por una serie de razones, cada vez se reconoce más que los debates sobre los derechos humanos deben tener un carácter mucho más conversacional que didáctico. En primer lugar, incluso quienes se especializan en la doctrina jurídica formal de los derechos humanos deben reconocer el margen de impugnabilidad de muchos de los conceptos básicos y el proceso de redefinición constante que es una característica necesaria del panorama de los derechos humanos del siglo XXI.
En segundo lugar, la importancia de comprometerse con diferentes perspectivas culturales y filosóficas es ahora más evidente que nunca. En tercer lugar, y estrechamente relacionado con lo anterior, está la necesidad de responder a los poderosos argumentos que presentan los derechos humanos como una herramienta esencial de recolonización o dominación imperial.
En cuarto lugar, existe una conciencia renovada de los supuestos neoliberales extremadamente unilaterales que sustentan tantos enfoques de los derechos humanos y la necesidad tanto de reconocer como de abordar estas dimensiones. En quinto lugar, es esencial responder a la reacción violenta contra los derechos y a los desafíos concertados de los regímenes autoritarios, que a veces no pretenden destruir sino remodelar la interpretación de los derechos a su propia imagen ideológica. Estas respuestas serán a menudo más eficaces si se basan en el compromiso y no en la mera refutación: aunque la reacción violenta suele estar motivada por profundos desacuerdos, a menudo habrá elementos de la crítica pertinente que puedan ser objeto de un diálogo productivo.
Más allá de la necesidad de reflejar la complejidad y la impugnabilidad de los derechos, es importante entenderlos en su contexto más amplio. El papel de las tradiciones culturales y las creencias religiosas es evidente, pero para comprender mejor cómo se relacionan con los derechos es necesario recurrir a perspectivas antropológicas, sociológicas, filosóficas y de otro tipo. Recurrir únicamente a la doctrina jurídica es manifiestamente inadecuado. Esto significa que un libro de texto debe ser interdisciplinar por naturaleza y no puede seguir adhiriéndose al enfoque tradicional reflejado en muchos de los llamados «libros de casos», que tienden a transmitir los retos que plantean los derechos humanos principalmente o incluso casi exclusivamente discutiendo sentencias legales (casos) de tribunales prominentes. Esta necesidad de ir más allá de las fuentes jurídicas se aplica a pesar de que, en muchos aspectos, las sentencias de los tribunales de países como Colombia, India y Sudáfrica son tan pertinentes como las de los tribunales del Norte Global o las de los tribunales regionales de derechos humanos de África, América o Europa. A pesar de toda su importancia y de su evidente relevancia para quienes estudian el derecho de los derechos humanos, la realidad es que los tribunales son cada vez menos importantes que una serie de otros actores institucionales.
La naturaleza cambiante del «ecosistema de derechos humanos», por utilizar el término de César Rodríguez-Garavito, también significa que un movimiento de derechos humanos fuerte, diverso y representativo estará compuesto por una amplia gama de movimientos sociales, muchos de los cuales tendrán un uso limitado -si es que tienen alguno- de las normas jurídicas y las instituciones formales. Por tanto, el material didáctico debe ir mucho más allá de los resultados de estos organismos y reflejar realidades emergentes mucho más complejas y sofisticadas.
La edición de 2024 de un libro de texto sobre derechos humanos podría conservar una estructura más o menos tradicional, pero contendrá necesariamente materiales muy diferentes de los que eran apropiados incluso una década antes. Además de un mayor énfasis en la diversidad en términos de autores, perspectivas e instituciones, varias cuestiones han adquirido una importancia cada vez mayor, como el cambio climático, el impacto de las nuevas tecnologías de la información como la inteligencia artificial, los factores de economía política, la desigualdad y la creciente privatización de grandes partes de la economía y de los instrumentos de ordenación social. También es importante reflejar la creciente literatura crítica procedente de la izquierda y la derecha, así como las posturas no capturadas por ese simple binario, junto con la intensificación de los debates sobre los derechos sexuales y reproductivos; la lucha por reivindicar los derechos LGBTQI+, especialmente frente a los ataques a lo que se caracteriza como «ideología de género»; y el creciente uso de justificaciones de seguridad nacional para declarar emergencias y perseguir definiciones expansivas del terrorismo.
Por último, en un mundo dominado por la tecnología y en el que los libros tradicionales son cada vez más inadecuados, la necesidad de adaptarse es evidente. Los materiales deben actualizarse para reflejar el contexto rápidamente cambiante en el que se producen el estudio y la práctica de los derechos humanos. Deben ser accesibles a un público mucho más amplio que el de las universidades y facultades establecidas y bien dotadas de recursos. Deben estar dirigidas no sólo a estudiantes y académicos, sino también a profesionales, activistas, defensores, funcionarios y una amplia gama de usuarios potenciales. Y tienen que ser asequibles.
Las editoriales tradicionales han actuado durante mucho tiempo como guardianes indispensables, pero recientemente han adoptado con rapidez modelos de publicación que dan lugar a tarifas de usuario o precios de libros muy elevados y exigen grandes subvenciones para sostener los servicios de acceso abierto en línea. Las revistas académicas han sido descritas como «estafas lucrativas» que operan en interés de las editoriales, que a menudo obtienen enormes beneficios. El resultado es que los libros de texto, libros, revistas y otros materiales didácticos quedan fuera del alcance de muchos lectores potenciales. El excelente libro de texto de 864 páginas que utilicé para enseñar derecho internacional en la NYU en 2024 se vende por «sólo» 345 dólares.
Es de esperar que este nuevo libro de texto sea sólo la primera de muchas iniciativas de acceso realmente abierto que seguirán un modelo destinado a eliminar las barreras de acceso, permitir la actualización periódica, ofrecer flexibilidad a todos los usuarios y responder mejor a los cambios de enfoques y desarrollos.